Podíamos seguir
calculando cuántos impuestos deberíamos pagar para mantener el sistema, qué
población esclava necesitaríamos trabajando gratis para evitarnos pagar tales
impuestos, cuántos planetas Tierra deberíamos esquilmar para conseguir una
generación de españoles triunfadores, cuál es la inmensa huella ecológica de
cada gorgorito en la Academia. Pero sería falaz. En realidad, los 17 millones
de euros no logran que los 16 jóvenes triunfen. En “OT” ya empezaron a echar
gente que no alcanza los objetivos marcados. El nivel de fracaso escolar es
mayor que el del aún vigente, viejo y baratísimo sistema educativo del vulgo. Y
ni siquiera quien complete y llegue al final de “OT”, tiene garantizada una
inserción laboral a medida de su perfil académico. Lo más fácil es que acabe
concursando en realities, asesorando
en talent shows, buscándose la vida
como cantante de fortuna en grupos prefabricados para giras veraniegas,
sobreviva en bodas, bautizos y comuniones, o, simplemente, desaparezca por
siempre jamás. Y no me vengan con que tres meses es poco tiempo, porque con esa
pasta en China te plantan 30 hospitales sin despeinarse.
Pero no debemos
preocuparnos por esta Academia del mundo al revés digna del gran Eduardo Galeano. En el mundo al revés,
lo importante del reportaje es el reportero, lo valioso de la entrevista es el
entrevistador, y quien triunfa en “Operación Triunfo” no es el triunfito, sino
la directora de la Academia Noemí Galera,
la tutora de la Academia Noemí Galera, la superprofe de la Academia Noemí
Galera. ¿Ven qué bien?
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