La grandeza de “Watchmen” consiste en seguir siendo una serie de dibujos animados a pesar de estar rodada con actores reales y acción real. Los dibujos animados y el cómic -obviamente, no son lo mismo unos y otro, aunque aquí los trataré por igual- se define por mucho más que por su naturaleza pictórica. El formato de la viñeta arrastra consigo una forma de narrar, una arquitectura de los personajes, unos criterios de verosimilitud diferentes a los de la novela o el cine. Y estos códigos sobre lo que se permite o no en los personajes y la trama han terminado siendo más definitorios del género que el propio dibujo. Si se cumplen estos criterios, estaremos ante dibujos animados, intervengan actores reales o no.
De hecho, durante buena parte del primer capítulo de la serie de Damon Lindelof todo me chirriaba sin que yo acabara de entender por qué. En cada escena se violaban tantos supuestos implícitos... todos esos códigos audiovisuales tan enraizados cuya existencia sólo se nota cuando alguien los sacude. ¿Qué te pasa, Jeremy Irons? ¿Por qué hay tantas elipsis? ¿Qué les ocurre con la iluminación? ¿Por qué los personajes dialogan en un tono tan irreal? Todo avanzaba de forma tortuosa…
… hasta que caí en la cuenta de que estaba viendo dibujos animados. Y entonces empecé a disfrutar como un adolescente. Hacía el gesto de pasar página tras cada secuencia. Los diálogos, antes torpes, se volvían brillantes cuando me los imaginaba en bocadillos saliendo de la boca de Angela Abar. Tres millones de muertos provocados por una explosión psíquica causada por un calamar-pulpo gigante traído por Ozymandias a través de una puerta transdimensional me pareció el suceso más verosímil del mundo. En su momento, a alguien se le ocurrió hacer una película dibujando acciones reales, y nació el género de los dibujos animados. Ahora, a alguien se le ha ocurrido rodar con acción real los dibujos animados. Propongo llamar al nuevo género “realidad viñetizada” y nombrar al doctor Manhattan su patrono.
Musho való hay que tené, con los tiempos que corren, pa jasé ese peaso espóiler del cómic... Aunque supongo que, con el jaip que hay con las series, de eso no se acuerda casi naide que pueda leer esto, que al fin y al cabo va de tele. Haiga salú.
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