Montenegro es un
país guay. No como Hungría, que es una birria. Ninguno es un país grande, rico ni
poderoso, pero cuando se trata de abandonar “Eurovisión” sí que hay diferencias.
Montenegro abandona que da gusto verlo. En su día publicó un comunicado
diciendo que no pudo cumplir los requisitos que marcó la UER, todos entendimos
que no tenía dinero para malgastarlo en horteradas sobredimensionadas, y ya
está, a disfrutar. Nos llevamos un alegrón, tachamos un país de la lista y nos
sentamos a esperar que se produjera la Gran Extinción con la caída de otros cuarenta
países. Hasta que va Hungría, y la fastidia.
Hungría es un país dirigido
por un ultraderechista homófobo, racista y xenófobo (perdón por la requeteredundancia)
que no publicó ningún comunicado explicando la razón de su abandono. Ni
siquiera se molestó en hacerlo para dejar claro que no se debe a que Eurovisión
sea “demasiado gay” para ellos (como publicaron algunos medios húngaros),
ni para desmentir a un comentarista de su tele pública que dijo “Agradezco
la decisión, incluso desde una perspectiva de salud mental, de que Hungría no
participará en la flotilla homosexual a la que se ha reducido esta competencia
internacional de canciones (...) en este caso la destrucción del gusto público
tiene lugar con travestis gritando y mujeres barbudas”.
Un despropósito lo
de Hungría. Como el del rapero Arkano (“Ritmo urbano”, La 2; “Proyecto
Arkano”, La 1; “La Voz kids”, Antena 3), a quien se le ha ocurrido criticar los
vídeos machistas que usan a la mujer como un objeto de decoración… ¡lanzando un
vídeo que usa a la mujer como un objeto de decoración!, y que critica los
vídeos machistas en los que el cuerpo de la mujer es un trofeo… ¡lanzando un
vídeo en el que el cuerpo de la mujer es un trofeo! Con lumbreras así, vamos
mal. Gracias a ellos, hemos conseguido tener dos vídeos horribles más en la red,
y una buena razón para desearle una larga vida y mucho éxito al festival de
Eurovisión. Manda huevos.
1 comentario:
La ignorancia en este pais no
entiende de colores ni
ideologias .
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