9/11/19

TERESA PANZA, PRESIDENTA


Un debate político en el que todos los participantes de los principales partidos son varones es una vergüenza, pero un debate en el que todos los participantes de los principales partidos son mujeres es una vergüenza mayor.

El lunes la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión reunió a cinco candidatos. Resultó revelador y a la vez descorazonador comprobara que todos eran varones. Ver el viernes en laSexta a los mismos partidos representados por cinco mujeres podría parecer una forma de hacer justicia, de igualar la balanza, de empatar. Pero ese espejismo desaparece si se entra en detalles. Y el demonio está en los detalles.

Los varones eran los titulares, los protagonistas, jugaron en primera división, concitaron toda la atención mediática. Su debate fue multidifundido en varias cadenas. Las mujeres eran las suplentes, las secundarias, jugaron en segunda división, recibieron menos atención mediática. Su debate fue emitido por la segunda cadena de Atresmedia. No, no estamos empatados. Que antes del encuentro del viernes, Iñaki Gabilondo y la moderadora Ana Pastor plantearan la posibilidad de que este debate con mujeres pudiera ser mejor o siquiera diferente al realizado por hombres empeora las cosas, pues solo subraya una tesis intrínsecamente machista: que las mujeres y los hombres, por el hecho biológico de serlo, somos diferentes en asuntos sociales, políticos o culturales. Y eso que las cosas ya habían quedado rematadamente mal después del debate del lunes, cuando Jiménez Losantos insultó y humilló públicamente a la moderadora Ana Blanco por atreverse a señalar que, digan lo que digan sobre el hermoso nuevo traje de igualdad del emperador, sigue desnudo: “Me van a permitir que haga una referencia a la foto de este debate, con cinco candidatos y ninguna mujer presente... Supongo que hablarán de la paridad, pero en cualquier caso en este momento no es una foto de igualdad”. Ay, Margarita Salas, cuánto necesitamos más personas como tú y cuánto te echamos ya de menos.

La igualdad no es que detrás de un varón haya una mujer. Va mucho más allá de ver a Teresa Panza sustituyendo a Sancho como fiel escudero.

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