19/11/19

EL EQUIPO E, CON "E" DE "ESCÉPTICO"


El éxito viral del vídeo manipulado de “El Equipo E, con ‘E’ de ‘España’”, en el que los líderes que concurrieron a las pasadas elecciones forman “El Equipo A” en versión cañí, demuestra tres cosas: una, que tenemos ganas de cachondeo; dos, que si queremos buscar un referente audiovisual compartido por todos hay que ir a los viejos años de aquella tele hoy sepultada por la fragmentación de pantallas y audiencias; y tres, que “El intermedio” es más necesario que nunca.

Con su “Ya conocen las noticias. Ahora, les contaremos la verdad”, Wyoming recuerda que ni las noticias son siempre verdad, ni la verdad llega siempre a ser noticia. Es una valiosa advertencia que, no obstante, va quedando obsoleta porque los telediarios dependen cada vez más de lo que muestran y ocultan, y cada vez menos de lo que cuentan y callan. En efecto, cada día conocemos menos las noticias por lo que la tele cuenta y más por los vídeos que muestra. Y ante las imágenes estamos más indefensos, porque creemos lo que vemos más que lo que nos dicen. O sea, que si le pillan donde no debe, no lo intente con aquello de “¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?”: no funciona.

Igual que la frase inicial de Wyoming nos vuelve más escépticos con las palabras que nos cuentan, los vídeos manipulados de “El intermedio” podían lograr lo mismo con las imágenes que nos muestran, pero no. Aun siendo ingeniosos y divertidos, salta a la vista que sus vídeos manipulados son falsos, así que no nos obligan a mirar dos veces. Y el escéptico es, desde su misma etimología, aquel que no se conforma con mirar una vez, sino que mira, remira y lo examina todo detenidamente. Por suerte, el programa ya incorporó la poderosa tecnología digital con la que se hizo el vídeo de “El Equipo E”, y así pudimos ver a Wyoming y Dani Mateo transmutarse en varios personajes políticos, con un resultado pasmoso. Seguramente, pasada la novedad y superada la sorpresa inicial, el truco perderá gracia, pero no por eso deben abandonarlo. Necesitamos más y más vídeos falsos que nos obliguen a mirar y remirar las imágenes con tanta desconfianza como ya lo hacemos con las palabras.

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