Una de dos: o el morfema “-o” tiene marca de género y se refiere al género gramatical masculino, o el morfema “-o” no tiene marca de género y su uso no implica que nos refiramos a dicho género gramatical. O “los niños” se refiere en exclusiva a los varones, o “los niños” abarca por igual a varones y a mujeres. Ambas posturas son defendibles. Pero no lo es el uso del morfema “-o” con marca de género en las palabras pares y sin marca de género en las impares. Escuchamos sin parar en boca de tertulianos y periodistas en televisión fórmulas del tipo “los parados y las paradas están cansados de…”, en donde el morfema “-o” en “parados” sí está marcado y, unas palabras más allá, el mismo morfema “-o” en “cansados” no está marcado.
No cabe duda de que lenguaje y sociedad se realimentan, y de que aquél es en gran parte efecto y en pequeña parte causa de ésta. La sociedad machista y el lenguaje machista son dos caras de un mismo fenómeno. El género gramatical masculino sigue siendo el género no marcado, neutro, la norma, mientras que la feminidad queda marcada como una anomalía con morfemas propios, la excepción. La solución bien podría ser la eliminación de toda marca de género. O, al menos, si se opta por explicitar en cada artículo, sustantivo, adjetivo y pronombre la norma neutra-masculina y la excepción femenina, se debería ser sistemático y no caótico en ese uso. ¿Cuesta tanto trabajo duplicar buena parte de las palabras que usamos en el lenguaje hablado?
De hecho, la verdadera revolución que está suponiendo el lenguaje inclusivo no es otra que su rabiosa arbitrariedad. Por primera vez en la historia, una regla gramatical tiene como precepto su uso al tuntún. El hablante marca y desmarca el morfema “-o” en una misma locución según le va dando la gana, lo que viene favorecido porque este uso no responde a la transmisión de información, sino a una mera actitud del hablante. ¿Se imaginan cómo nos chirriaría que usáramos los morfema de número con las mismas arbitrariedad con las que uso el morfemas de género?
Ambas posturas son defendibles... pues no. El neutro ha abarcado a las mujeres siempre. El machismo consistía en que uno no pensara en ellas al referirse a un colectivo, y era culpa del hablante; gramaticalmente no había ningún problema. No hay ninguna duda; yo estaba allí. Recuerdo sorprenderme a mí mismo en un renuncio y reñirme por no haber caído en que una alusión determinada incluía a las mujeres. No estaba en cuestión que el error era totalmente mío, y no de la frase.
ResponderEliminarEsto que se está intentando hacer con los géneros gramaticales no es la evolución normal e inevitable del lenguaje. Es un intento estúpido dirigido por la gente menos indicada: esa gente que no entiende algo tan obvio como que "presidente", "portavoz" o "juez" no es masculino y si te esfuerzas en cambiarlo lo que delatas es tu propio machismo (¡es a ti al que te cuesta imaginar una mujer si te dicen "juez"!). Los más iletrados son los que tienen más tiempo para dar mitines y dirigir la revolución feminista.
Pero aunque sean los más cenutrios los que quieren arreglar algo que no necesitaba arreglo, puede imponerse porque somos unos papanatas. Como cuando en el siglo XVII el más tonto gritaba "¡Es una bruja!" y a ver quién se atrevía a defender a la bruja.
Bravo!!
EliminarEntiendo lo que quieres decir y me parece sensato. Cuando digo que ambas posturas son defendibles me refiero a que ambas son coherentes. No se puede negar que los morfemas femeninos tienen un matiz de excepción a la norma de origen machista. Lo que no soporto son los que dicen "los niñOs y las niñAs están cansadOs", "hola a todOs y todAs, estamos aquí reunidOs para..." o "doscientOs abogadOdos y abogadAs". Es cierto que lo de "jueza" es de traca, jajaja.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. El "los y las niñas" es consecuencia inevitable de que la modificación que quieren hacer simplemente no funciona en la práctica (al margen de que sea descabellado cambiar la lengua por motivos políticos). Veremos si pasa pronto la moda o se degrada el castellano para siempre...
Eliminar"¿Cuesta tanto trabajo duplicar buena parte de las palabras que usamos en el lenguaje hablado?"
ResponderEliminarAcaba de reventar usted el sarcasmómetro...
Plas, Plas, Plas, Plas
ResponderEliminarAplausos
pues yo creo que el lenguaje inclusivo genera exclusión, porque antes cuando alguien solo usaba el género gramatical masculino yo me sentía incluida, pero ahora ya no. Antes éramos Nosotros, ahora somo Nosotros y Ellas, o Nosotras y Ellos.
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