27/10/19

EL VÁTER


Un váter en la tele. Un váter en el centro de la pantalla. Un váter blanco con las fauces abiertas dispuesto a todo. Un váter con escobilla como un hermoso trono con su cetro en la sala de mando de un reino audiovisual de mierda. A un lado, una botella de desinfectante; al otro, una escoba y un recogedor; armas de infantería de su ejército de mierda. Y, por encima, una cámara siempre enchufada, una cámara mirándolo todo, grabando cada segundo con su lucecita encendida sin pestañear para no perder detalle, una mirada cenital insomne con sus turnos rotatorios de empleados encargados de verlo todo sin que nada se escape a su control, observando cómo se desarrollan allí los acontecimientos por si hubiera alguna mierda que mostrar a los espectadores de mierda que siguen este espectáculo de mierda.

Por eso no se entiende que los espectadores se quejen del programa que les da lo que ellos piden. No tiene ni pies ni cabeza que los soberanos del mando a distancia se lamenten porque haya alguien dispuesto a hacer el trabajo sucio con tal de tenerlos contentos, sirviéndoles en formato panorámico, con buen sonido y alta calidad de imagen, el espectáculo lamentable que ellos quieren ver.

Tras una de las habituales broncas con las que engañan el aburrimiento en la casa hipervigilada de “Gran Hermano VIP”, una concursante tuvo la ocurrencia de ir al lavabo a desahogarse llorando a solas. Cuando la cámara del baño mostró a sus espectadores la imagen de la chica llorando junto al váter, cuando pudieron regocijarse disfrutando de una de las decenas de cámaras de las que el programa presume cuando proclama que nada se escapa a su mirada dentro de la casa, cuando sirvieron a sus comensales el hediondo plato de excrementos que habían pedido, estos manifestaron su pesar en las redes sociales, dejando así claro que no solo son unos telespectadores sino también unos hipócritas, unos tramposos y unos ofendiditos… de mierda.

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