Corremos el peligro
de que lo que acabe con el heteropatriarcado sea el autopatriarcado. No sé en
qué consistirá, pero sí que tendrá que ver con el tiránico yo, yo, yo y yo. Nos
podemos hacer una idea viendo otros “autos” que circulan por ahí y van como
locos: autorrespeto, autodignidad, autosuperación, autovaloración,
autorrealización, autoreconocimiento, autoaceptación y, sobre todo y por encima
de todo, autoestima. En realidad da igual de qué auto se trate, y da igual qué
palabra le pongamos en el remolque, lo importante es que auto y remolque sirvan
para transportar el ego.
“First dates”, en
Cuatro, es un buen ejemplo. Nos dicen que es un programa de citas porque los
participantes cenan en pareja, pero solo se trata de un yo frente a otro yo. Los
comensales no van a buscar a otra persona porque la única persona que les
importa son ellos mismos. No buscan un tú, exhiben un yo encantado de conocerse
y de que lo conozcan. “Yo soy un
narcisista redomado, vivo encantado de conocerme y enamorado de mí mismo”,
dijo Yeray para impresionar a Nerea. “Me considero un chico atractivo. Yo saldría conmigo mismo”, dijo Daniel para deslumbrar a Nacho. A veces el yo está a flor de
piel: este es mi tatuaje con la cara de Íker
Jiménez y este es el mío con la de Frank
de la Jungla, lucían Óscar y Leonel con orgullo de ser quienes son. Si
esa es la medida del yo, Eliezer lo
tiene más grande: “Tengo 426 tatuajes,
tengo una Hello Kitty tatuada en mis
partes íntimas y un pene con alas y turbopropulsores en la cabeza”. A veces
el yo es algo más íntimo: “Mi
espiritualidad viene de mi abuela que ha estudiado y ve cosas. A mí me encanta
averiguar lo que hay más allá y he tenido bastantes experiencias con seres y
con cosas astrales”, exhibía Lara. O, siendo algo íntimo, lo es de otra
manera: “Yo riego mis plantas con mi
menstruación”, epataba Almudena.
La autoestima es el
lastre de “First dates”. Nunca veremos en él a un pretendiente tan generoso y
desprendido como aquel que contaban Tip
y Coll:
—Soy paraguayo y vengo a pedir la mano de su
hija para hacerla feliz.
—¿Para qué?
—Paraguayo.
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