¿Y si convertimos el Valle de los Caídos en un santuario animalista? Puede parecer una insensatez, pero imaginen la vidilla que podría dar a los programas de variedades políticas que sobreviven exprimiendo el frikerío ideológico. “Espejo público”, “Cuatro al día”, “Todo es mentira”. Podríamos poner cara a cara a Pilar Gutiérrez, esa mujer levemente trastornada titular del record Guiness de franquismo, con Fanny, esa mujer trastornada levemente que ve personas en las lagartijas, los percebes y los mosquitos. Susanna Griso moderaría el debate. Llevamos unos días en los que nos topamos a una u otra ciudadana en todas las cadenas privadas con una frecuencia por encima de nuestras posibilidades. Multipliquemos ambos delirios entre sí y acabemos con todo.
El amor que el sistema tiene por los antisistema sólo es comparable con el amor que los antisistema tienen por el sistema. Anímate a defender una postura extremadamente extrema, que implique que toda la historia de la humanidad ha sido hasta hoy prehistoria del cambio radical que se avecina en el que la estructura económica actual saltará por los aires, y verás cómo las cadenas de televisión privadas, es decir, las grandes corporaciones mediáticas, es decir, el gran capital puro y duro, corren a ponerte un micrófono y a invitarte a sus programas estrella. A corto plazo supone una simbiosis mutuamente beneficiosa. A largo plazo… un momento… “a largo plazo”, jajaja, “a largo plazo”, ¡qué risa!
Así que adelante, el Movimiento por España y Almas Veganas pueden llegar a acuerdos. Franco permanecería en Cuelgamuros, pero a cambio el Valle de los Caídos pasaría a llamarse el Valle de los Caídos y las Caídas, y la tumba se convertiría en un santuario, un espacio seguro protegido para las personas gusanos que llevan cuarenta años alimentándose de un dictador convertido en compost. No, no me refiero a Vox. O no sólo. ¿Ven cómo el diálogo es el camino para que todo el mundo quede contento, especialmente Susanna Griso?
Sería Valle de Les Caides.
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