En el
espectáculo “Mongolia sobre hielo”, Edu
Galán está poseído por el espíritu de una avalancha en día de rebajas.
—Compro ropa, ropa, ropa, quiero ropa,
compro ropa, más ropa, necesito ropa, primero ropa y después ropa, ropa, más
ropa, me gusta la ropa y compro ropa y ropa y ropa.
Por su parte,
la humorista Sara Escudero se
estrenó anteayer como nueva colaboradora en “El intermedio”.
—En 2018 los españoles nos gastamos en ropa
una media de 565€. Desde 1990 la compra de ropa ha aumentado un 400% pero al
mismo tiempo su vida útil se ha reducido a la mitad, de hecho, cuatro de cada
diez prendas nunca se usa. ¿Cómo llegamos a esta situación?
Galán habla enloquecido,
igual que nosotros compramos.
—Ropa, ropa, compro ropa, me pongo esa ropa
para comprar ropa, quiero ropa, mira qué ropa, ropa, ropa, más ropa, compro
ropa y compro ropa.
Escudero es
más reposada.
—El actual modelo de industria textil
comenzó en los años 70 con la deslocalización. Las grandes multinacionales
querían vender más ropa y pensaron: “¿Y si trasladamos nuestras industrias a
países donde no haya derechos laborales, los salarios sean más bajos y no haya
sindicatos?”. Como mochileros se fueron a Asia para que les saliera todo más
barato. En los últimos 30 años, las grandes marcas han hecho con los derechos
laborales lo mismo que con su ropa: rebajarlos al máximo. Gracias a este modelo
la industria ha duplicado su producción.
Con tantos
datos, cuesta creer que Escudero sea cómica. Es ya después, viendo esos tristes
anuncios de aplicaciones para malvender la ropa que compraste de más, cuando te
ríes con los dos por igual.
—A medida que el precio de la ropa baja,
aumentan las prendas que tiramos. Cada español genera 14 kilos de residuos
textiles al año. Este sistema no es sostenible. Para producir un kilo de
algodón se necesitan 10.000
litros de agua, lo que convierte a la industria textil
en la más contaminante tras la del petróleo. Un 95% de la mano de obra son
mujeres, y una de cada cinco es menor de 17 años. Cuando hablamos de “fashion
victims” deberíamos pensar en ellas.
—Ropa, ropa, compro ropa.
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