Eh, ¿qué es eso de adelantarnos ya si va a haber elecciones o no? ¿De qué vais? Faltan todavía seis o siete días hasta que se acabe el plazo legal. Queremos que llevéis el suspense al límite, que no podamos saber con seguridad qué va a pasar hasta que sean todo ceros en el contador que pone La Sexta en la esquina superior derecha de “Al rojo vivo”. Saber hoy si se convocarán nuevas elecciones o pactará Sánchez a izquierda o a derecha sería como matar a Walter White cinco capítulos antes del final de “Breaking bad”, como desvelar que Nicholas Brody va a montar el mayor atentado de la historia a mitad de la primera temporada de “Homeland”. ¿A mí qué me importa lo del Rey? ¿Para qué os pagamos un equipo de guionistas?
Imagino que no os apetece convertir vuestra labor política en una comedia. Tampoco en un drama. El único talento que parecéis haber mostrado alguna vez es el del thriller. En julio lo hicisteis bastante bien. Nos jodisteis, pero al menos fue emocionante. Cada vez más gente prefiere algo malo emocionante que algo bueno aburrido. Pues tirad por ese camino. Es de primero de Audiovisuales que Felipe tiene que encargar a Pedro la investidura. Y Pedro la tiene que aceptar. Y convocar la sesión para el próximo lunes por la tarde, a cinco o seis horas de la disolución del parlamento. Y llegar a ella sin nada decidido.
En una democracia mediática los cliffhangers son más importantes que la ideología, y cuando desaparece el sentido histórico del Estado lo único que nos queda es el hype. Me da igual quién gobierne -por supuesto que no-, pero quiero enterarme mordiéndome las uñas frente al televisor, en medio de decenas de tertulianos únicamente capaces de predecir el pasado, plot twists inesperados y musiquitas épicas de fondo que nos cuela Ferreras creyendo que no nos vamos a dar cuenta. Show, show, show. Suspense, suspense, suspense. Y en cuanto termine esta temporada, que comience inmediatamente la siguiente.
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