Que digan lo
que quieran, pero los participantes en “El contenedor” están vestidos. Todo el rato.
Antena 3 dice que están desnudos simplemente porque les quita la ropa. Qué exagerados.
Incluso dicen que los despojan de todos sus bienes materiales y se los meten en
un contenedor para que al verse sin nada conozcan el valor de lo que tienen y sepan
cuáles son realmente sus prioridades. Madre mía, cuánta mentira.
Quitarle a una
persona todas las cosas que tiene en casa y dejarlo entre cuatro paredes
peladas es muy espectacular y da mucho juego en pantalla. Desde el principio
que empiezan a desfilar las cajas de la mudanza hasta el final que no queda ni
una pelusa en un rincón. Pero si de verdad quieren enseñar a alguien el valor
de lo que tiene, que empiecen por quitarle justo lo que le dejan: su casa. Con
nuestro mercado inmobiliario y sus precios, todas las demás cosas que se puedan
llevarse queda reducida a un montón de cachivaches que no dan ni para pagar la
entrada.
Respecto a
quedarse desnudo, no me fastidien, allí nadie está desnudo. Se llevan su ropa, sí,
pero como no se llevan su educación, sus prejuicios y su pudor, nadie está
desnudo. Nada más quedarse sin ropa, los participantes vuelven a vestirse, pero
esta vez sin ella. No les queda otra que aguzar el ingenio para vestirse como
buenamente pueden: con sus manos, el pelo, posturas extrañas, cajas de cartón, una
rejilla, lo que sea que pillen. Si algo les sale mal en sus contorsiones y
apaños, no importa. Como tampoco a los espectadores nos han despojado de nuestra
educación y nuestros prejuicios, el programa hace una selección de imágenes que
tape castamente a los participantes para que en todo momento sigan vestidos por
obra y gracia de la mesa de montaje. Con la enorme oferta de desnudez sin
pamplinas que tenemos a nuestro alcance, quien ve “El contenedor”, quien ve la
tele generalista, lo hace porque no quiere ver a nadie desnudo. En buen lío se
metería Antena 3 como no cumpliera eso.
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