¿Cómo afronta una persona como Susana Ros Martínez la semana televisiva que estamos terminando? La diputada socialista colgó en su muro de Facebook una publicación en la que declaraba ser “de las q piensa que el hombre no llegó a la luna”. Después, ante la avalancha de collejas virtuales recibidas, balbuceó una excusa ridícula y borró la publicación. Pero, claro, ya la había capturado todo el mundo. La televisión ha dedicado a lo largo de estos días cientos de horas a contar cada mínimo detalle relacionado con la misión del Apolo 11. Cadenas generalistas, temáticas, documentales, informativos, concursos. ¿Qué pasa por la cabeza de los negacionistas cuando se sientan en el sofá y se exponen a una montaña de pruebas que contradicen sus creencias?
Me confieso fascinado por el pensamiento conspiranoico, esa mezcla turbia de narcisismo, ignorancia y psicoticismo. ¿Qué piensa Susana Ros Martínez cuando ve a Vicente Vallés pasearse alrededor del módulo lunar del Apolo gracias a la realidad aumentada que utilizan en los informativos de Antena 3? ¿Considera a Vallés parte de la conspiración o víctima de ella? Cuando ve en la serie documental “Destino la Luna” (Movistar+, no se la pierdan) que se llegó seis veces a la luna, ¿cree que las 17 misiones Apolo fueron un montaje o sólo la misión del Apolo 11? ¿Cómo encaja en sus esquemas mentales las decenas de entrevistas a astronautas veteranos y actuales, las abrumadoras exposiciones de científicos que vimos en “Lab24” (Canal 24 Horas), todo lo que nos van a contar hoy en “La noche temática” sobre este extraordinario logro de la tecnología humana?
Y, sobre todo, ¿es posible que una muestra de irracionalidad como ésta sea un rasgo aislado de un individuo que no esté asociado a otros muchos aspectos chiripitifláuticos de su comportamiento? ¿No es esto especialmente inquietante si nos referimos a un miembro del Congreso de los Diputados?
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