Hay que
cambiar la Constitución. Hay que reconocer los hijos bastardos que tengan nuestros
reyes por esos mundos, empezando por los de Juan Carlos I. Es rey, ¿no?,
normal que haga lo que toda la vida hicieron los reyes: tener amantes, ir de
cacería, salir en cuadros, esas cosas. Hay que cambiar la ley y brindar a los nacidos
fuera de la línea sucesoria una paga y algún título de esos que hay tan ridículo
como rimbombante, como ser infantes de España. Sobre todo hay que darles una
paga; la paga, que no falte. La lucha por la dignidad humana y la ayuda a quien
más lo necesita se demuestra en situaciones como esta. No podemos permitir que esta
pobre gente, seguramente buenas personas que nunca hicieron mal a nadie, caigan
en manos de Telecinco solo porque nosotros no nos atrevamos a dar un paso
adelante y nos dé miedo cambiar la Constitución.
Urge tomar medidas
porque Albert Solà, uno de los presuntos hijos ilegítimos de Juan Carlos
I, está negociando su entrada en la próxima edición de “Gran Hermano VIP” a cambio
de unos 4.000 euros semanales. Menuda desgracia. No sabe dónde se mete, el chaval.
Si lo hace para lograr un cierto reconocimiento público, lo conseguirá. Pero
será un reconocimiento amargo como el que logró Leandro de Borbón, el
bastardo oficial de Alfonso XIII. Se transformará en un monigote que
estará en boca de todos como lo estuvo Leandro, pero será algo aún más lamentable
y humillante: tendrá que aceptar estar al servicio y disposición de Telecinco,
y una vez dentro de esa rueda no es fácil salir y cerrar la puerta al marchar.
Y si lo hace por dinero, 4.000 euros semanales parece mucho, pero una vida
humana vale más, sobre todo si quiere vivirse a cuerpo de rey.
Debemos frenar
esta locura. Imaginen que Albert de Borbón y Solá no cuenta con el apoyo
popular en “GH VIP” y se tiene que ir a la puñetera calle. Imaginen que para una
vez que un Borbón nos pide el voto, no se lo demos. Imaginen el peligroso
precedente que sería que perdiera la inmunidad y tuviera que marchar por donde
vino.