6/6/19

VERGÜENZA REAL


Estoy harto de cotilleos. Si “Todo es mentira” (Cuatro) está consiguiendo que se pongan nerviosos en “Zapeando” (laSexta) es porque cuenta con una plantilla de colaboradores más rápidos, sagaces y divertidos, vale, pero también porque aborda temas de más calado que las habituales naderías de chichinabo de “Zapeando” (que deberían ser patrimonio exclusivo de Alfonso Arús y su “Arusitis”, el programa despertatroz de laSexta). Pues no hay manera. Parece que “Todo es mentira” no se entera de que debería centrarse en lo que funciona y renunciar a chismes, tonterías y dimes y diretes.

La sobremesa del martes, “Todo es mentira” fue una vergüenza. Se dedicó a cotillear sobre una familia con problemas, a dar pelos y señales de cada uno de sus miembros —con nombres y ocupaciones para que no quedara duda—, a airear sus miserias, a hacer chistes sobre su desgracia, a opinar alegremente sobre ellos sin importar el daño que les hacían, sin tener en cuenta que los niños de esa familia podían estar viendo en la tele lo que decían sobre sus padres y sus abuelos en horario de protección infantil. Que si la mala es la abuela. Que si es peor la madre, que maltrata a su marido. Que si el abuelo es un borrachín mujeriego y corrupto que se enriqueció durante décadas robándonos a todos cobrando comisiones ilícitas sobre el petróleo saudí que compraba España. Que si la abuela es una víctima de toda la familia, una sufridora esposa y pobre mujer que vive con un hijo que no la respeta, una nuera que la maltrata y la odia, y una nieta que la rechaza. Que si las constantes infidelidades del abuelo son una “cosa genética” de su familia, y ella sobrelleva la cornamenta con toda la dignidad que puede. ¿Qué me importa a mí la vida de esta gente? A no ser que hablaran de la familia real, claro. Es lo que Ramoncín denominó el domingo en “Liarla Pardo” (laSexta) “Eso de ser jefe de Estado por razones de apellido, sangre y semen”.

“Todo es mentira” fue, sí, una vergüenza, porque —guste o no— como ciudadanos y como españoles estamos obligados a conocer estos cotilleos, hay que fastidarse.

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