23/6/19

INDAGACIÓN


¿Por qué está ahí Eduardo Inda? ¿Por qué Inda es tan molesto, tan incómodo, tan desasosegante? ¿Por qué hay tal unanimidad en que, al margen de lo rastrero que es como tertuliano, Inda es tan mala persona? ¿A qué se debe que, en un medio en el que es tan socorrido el papel de villano, Inda haya logrado convencernos de que él no finge ante las cámaras, él no actúa en los platós, él es realmente un tipo siniestro dispuesto a todo con tal de medrar? ¿A qué se debe que a Inda le quede peor que a nadie, que ya es decir, esa dentadura marciana bañada en peróxido de hidrógeno que tanto gusta a los horteras?

¿Cómo logra Inda transmitir la sensación de que cuanto más escala, más bajo cae; de que cuanto mayor es su presencia, mayor es la gana que tenemos de perderlo de vista, de que su éxito es nuestra derrota? ¿Cómo se las apaña Inda para, da igual a qué insultos, exabruptos o mentiras recurra, siempre sea peor ver su cara, ver cómo se sienta, ver la actitud arrogante y chulesca que adopta? ¿A qué espera el cine de terror para crear un repulsivo personaje que en todo parece normal excepto en que se ríe con la estomagante sonrisa murina de Inda?

¿Por qué da igual que un programa televisivo sea bueno o malo, trate temas interesantes o aburridos, en cuanto aparece Inda todo es la misma porquería? ¿Cómo logra Inda enturbiar lo que toca, tornando en mezquino cualquier debate o discusión en el que participa? ¿Por qué esta semana tantísimas personas se tomaron la molestia de repetir una vez más lo evidente para contestar a la última sandez de Inda —esta vez machista, esta vez contra Marta Flich de “Todo es mentira” (tardes de Cuatro)— si eso es como pretender razonar con Torrente, como dar de comer a un gremlin después de medianoche, como alimentar al troll? ¿Podría algún genio de los efectos especiales reproducir, con maquillaje o infografía, el brillo de los ojos de Inda cuando nos saca a todos de quicio?

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