La noche del pasado miércoles vi dos entregas seguidas de “Fuera de cobertura” en Cuatro. Y nada. Pensé que lo conseguiría porque este programa de reportajes está realizado por Alejandra Andrade, que desde “Callejeros” a “En tierra hostil”, pasando por “Encarcelados”, ha demostrado que conoce su oficio, pero me equivoqué. Nada de nada.
La primera
entrega de “Fuera de cobertura” se centró en las duras condiciones en las que
se encuentran miles de jóvenes españoles que están emigrando a Holanda para
trabajar en empresas de trabajo temporal. Hice esfuerzos por entender a los
holandeses preocupados por el problema de la inmigración, traté de comprender
la amenaza que supone para ellos la llegada de personas extranjeras y sin
dinero que trabajan para sobrevivir, pero no lo conseguí. Después “Fuera de
cobertura” trató de las duras condiciones en las que se encuentran miles de
jóvenes españoles que están emigrando a Gran Bretaña para trabajar como au pairs.
Tampoco fui capaz de ponerme en los zapatos de los británicos preocupados por
el problema de la inmigración que ven una amenaza en la llegada de extranjeros
pobres que para sobrevivir se quedan con sus trabajos, y que, lejos de aprender
inglés como pretenden, lo que están haciendo es enseñar español a sus niños
siendo además chachas para todo a coste cero.
Tal vez la
culpa del fracaso sea mía porque soy tan español y muy español que me hago
trampas al solitario. Siendo tan patriota me pongo de parte de los españoles que
nos muestra Andrade, por eso no termino de empatizar con la ultraderecha
xenófoba holandesa y británica. Mejor cambiar de aires y de continente.
La imagen de
un padre y su hija ahogados en el río Bravo recorre los telediarios. El agua mece
levemente los cuerpos ya sin vida de estos maleantes criminales y violadores
que organizados en peligrosas mafias tratan de evitar que América sea grande de
nuevo. Nada. Sigo sin creérmelo. Seguiré intentándolo pero me temo lo peor. ¡Es
tan difícil ponerse en el lugar de quienes no se ponen en lugar de los demás!