Ya tuvimos debate
electoral en nuestra tele pública con presencia de Vox y no fue para tanto. Es
oficial: hemos superado la controversia que suscitaba darle voz en la tele antes
de las Elecciones Generales. En Vox dicen que la culpa de todo la tiene laSexta,
que es más mala que Yoko Ono, pero los
datos no encajan. La Junta Electoral Central no permitió su presencia en los
debates de TVE ni de Antena 3. Buenafuente
se enfrentó en su “Late motiv” de 0# al dilema como Hamlet: “Hablar o no hablar
de Vox, he aquí la cuestión”. Y en laSexta, esta vez sí, Jordi Évole reflexionaba así: “Es la 1ª vez que hablo de Vox en
‘Salvados’. No lo había hecho antes y de hecho hubo alguna discusión interna en
el programa, y dijimos: ‘Hasta que no tengan representación, no vamos a hablar de
Vox’. Incluso ahora tengo dudas de hacer este programa”. Pero es que su
interlocutor, el campeón de la COPE Carlos
Herrera, le adelantó por la izquierda: “También
depende de cómo hablemos de Vox”. A lo mejor no es laSexta, a lo mejor es
un contubernio judeomasónico mundial de todos contra ellos.
Esta semana,
por ejemplo, Ana Rosa Quintana se
puso torera en Telecinco con estas declaraciones de Jorge Buxadé, candidato de Vox a las elecciones europeas: “A nuestra princesa de la infancia, que era
Cenicienta, la maltrataban su madrastra y sus hermanastras, que son todas esas
feministas feas que les dicen a las mujeres españolas lo que tienen que hacer”.
Pues solo por eso Ana Rosa se enfadó, dijo que ofendía e insultaba a las feministas
de una forma absurda, y disparó a dar: “Yo
le encuentro a él horroroso”. Y, en laSexta, Wyoming le ridiculizó rehaciendo el cuento de Cenicienta de forma que era una pobre militante de Vox “maltratada por su madrastra y sus
hermanastras, unas malvadas y horribles feministas”.
Sí parece que hay
ojeriza contra Vox. Buxadé no insulta a las feministas, sino a quienes dicen a
las mujeres españolas lo que tienen que hacer. Y si alguien lleva siglos diciéndoles
lo que está bien y mal, lo que es pecado y virtud, lo obligatorio y lo
prohibido, es sin duda la Santa Madre Iglesia. Lo que ya no sé es por qué llama
a sus miembros “feministas feas”.
¡Qué susto me habías dado...! Y un gran giro final con el que me he partido la caja.
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