Gaysper mola. Ya saben, ese fantasmito
vestido con la bandera gay que se inventó Vox en Twitter para chinchar.
Pretendía acusar a los homosexuales de formar parte de un contubernio comunista
y mediático tan descabellado como aquel judeomasónico, pero más variopinto. El
caso es que Gaysper se les ha ido de las manos y ha escapado de la casa que le
vio nacer dando un portazo. Ha cobrado vida propia, ha cambiado de bando y ha
pasado a ser un icono de la tolerancia, la libertad personal y la lucha contra
la discriminación y la homofobia. No me digan que no mola. Puede entenderse que
uno esté harto de los fantasmas por culpa de Íker Jiménez, y que no le hagan gracia las banderas por aquel
fundamentalismo vexilológico que se levantó tras la broma de Dani Mateo con la bandera española,
pero aun así ese fantasma que parece Casper
envuelto en la enseña gay resulta irresistible.
Gaysper se
merece una serie de animación. Según gustos, habrá quien lo prefiera en Clan,
Boing, Neox, Disney Channel o qué sé yo, pero tiene que saltar a la tele. Aquí,
por ejemplo, lo vemos mejor en Clan, echándole una mano a Los Lunnis, a ver por
qué no va a salir el arco iris en Lunalunera después de tantos siglos ahogados por
el chaparrón de la intransigencia, el pecado y la culpa. Sea como sea, que
Gaysper se merece una serie de animación está fuera de toda discusión.
La animación
española ya triunfó con grandes personajes como Pocoyó, D’Artacán y los
mosqueperros, los Fruittis, David el Gnomo, Rui (el pequeño Cid), los Trotamúsicos, las tres mellizas, el
delfín Delfy, la familia Telerín, Willy Fog o don Quijote, caballero del honor, y Sancho, su escudero bonachón y gordinflón que pisa firme el suelo
que dirige su señor. Hemos de volver por nuestros fueros. Por patriotismo. Por
cumplir nuestra particular diversidad de destino en lo universal. Porque con Gaysper
nuestro imperio contraataca. Porque nuestros niños se merecen que la historia
se mejore varias veces.
Con permiso de
don Ramón María del Valle-Inclán: Gaysper
y abre España a la libertad y al progreso.
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