La película “Sodoma y Gomorra” propone una interesante interpretación de por qué la mujer de Lot se dio la vuelta para mirar la destrucción de Sodoma, desobedeciendo el mandato de Dios. Se podría decir que a Ildith, mujer atea, la mató la curiosidad, pero Ildith es una mártir del ateísmo: no mira hacia atrás por curiosidad, sino que lo hace porque se resiste a seguir caminando sin volver la cabeza en cumplimiento de un mandato de un Dios en el que no puede creer. Ildith vuelve la cabeza porque Dios no existe, y por eso termina convertida en estatua de sal. ¿Y Orfeo? ¿Por qué Orfeo, que descendió al Hades en busca de Eurídice, se volvió en el último momento para mirar a su amada? ¿Por qué hace algo que los dioses le habían prohibido? ¿Por desconfianza? ¿O acaso estaba desafiando a los dioses? Orfeo pierde a Eurídice, Ildith pierde la vida y todos entendemos que no hay que mirar atrás cuando los dioses te lo prohíben. O sí.
La retransmisión del concierto del Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife en La 2 contó con músicos elegantemente vestidos y hasta con un impresionante coro, todo bajo la batuta de una enérgica directora. ¿Y la música? Preciosa, conmovedora, delicada y por momentos impetuosa. La orquesta interpretaba la música de la película “Conan el Bárbaro” compuesta por Basil Poledouris en un concierto dedicado a la “espada y brujería”, el subgénero al que pertenece el héroe Conan, interpretado por Arnold Schwarzenegger. Entre el público, un espectador sonriente llevaba una camiseta de Supermán. Supongo que los dioses de la música “seria” no tendrían inconveniente en que los amantes de la música clásica disfrutaran de este concierto siempre que no vuelvan la cabeza para encontrarse con Conan el Bárbaro y con una camiseta de Supermán en una sala de conciertos. El horror. ¿Una orquesta y un coro interpretando “Conan el Bárbaro”? ¿Un espectador vistiendo en un concierto la ropa que llevaría al estreno de una película de superhéroes? Intolerable, pero bello. Ildith se dio la vuelta y se convirtió en estatua de sal, Orfeo se dio la vuelta y perdió a Eurídice, el melómano se da la vuelta y entiende que la música de cine no es la vulgarización y muerte de Bach y Wagner. ¿Quién teme a los dioses?
No hay comentarios:
Publicar un comentario