No hagas click. “La increíble respuesta que dio Jorge Javier Vázquez al espectador que le insultó”. Si pasas el ratón por encima de esa frase el enlace se pone de color azul. Pero no hagas click. “La broma de Juanra Bonet que ha enfurecido a los seguidores de Los Lobos”. Si haces click verás que ni Juanra Bonet dijo nada especial ni ningún seguidor de Los Lobos se enfadó ni un poquito. No hagas click. “El conmovedor testimonio de una víctima de abusos que hizo que Ana Rosa Quintana se emocionara”. Lo mismo. Nada. Nada de nada. “La extravagante condición que puso Kiko Rivera para participar en ‘GH Dúo’”. Las páginas web sólo quieren que hagas click sobre ese enlace. En ese momento ya les has hecho ganar dinero. A partir de ese momento ya no les interesas en absoluto.
“La vez que Pablo Motos estuvo a punto de agredir a un invitado en ‘El hormiguero’”. Si haces click verás que el titular era ridículamente sensacionalista. Las páginas web saben que te vas a decepcionar el cien por cien de las veces, pero también saben que hacer click cuesta tan poco que es muy posible que la vez siguiente vuelvas a hacer click. “Las redes estallan ante esto que dijo Ana Pastor durante el sorteo de los turnos para el debate electoral”. “Por qué Jordi Évole no quiere que hoy veas ‘Salvados’”. Cada click queda registrado y aumenta el valor de la página de cara al negocio publicitario. No hagas click. “Lo que bebe siempre Pedro Piqueras antes de presentar un informativo”. No hagas click.
Se dice que en las democracias modernas se vota cada cuatro años. No es verdad. Votamos sesenta, ochenta veces al día. Votamos con el carrito en el supermercado. Votamos con el mando a distancia una vez cada veinte minutos. Y, últimamente, votamos sobre todo con el ratón. Se teme que las fake news interfieran en el proceso electoral, ignorando que las fake news ya son de por sí un proceso electoral. No las votes. No hagas click.
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