8/2/19

QUERIDO RICK STEIN:

Es muy fácil infravalorar la dureza de la vida que llevas. Qué grave error. Cualquier espectador del Canal Viajar sabe quién eres. Pero, por si algún lector no te conoce, te voy a presentar muy brevemente: eres un cocinero cuyo trabajo consiste en viajar por todo el mundo. Te alojas en los hoteles más encantadores y paseas por las ciudades más hermosas. Pero no termina aquí tu tarea; de hecho, ahora comienza la parte central: acudes a los restaurantes más interesantes del lugar, charlas con los cocineros y degustas los mejores platos de la carta acompañados del mejor vino. Mientras realizas tan ingrata labor te filman para producir documentales.

“Rick Stein: de Venecia a Estambul”, “Rick Stein en Asia”, “Las escapadas de Rick Stein por el Mediterráneo”, “Rick Stein: camino a México”… Seguro que el lector se habrá hecho la idea de que te estás pegando con toda tu jeta la vidorra más espectacular que cabe imaginar. Seguro que habrá quien no entienda cómo es eso de que tu trabajo consista en estar de vacaciones. Qué demagogia. Qué fácil es ignorar las colas en los aviones, las esperas a que te sirvan los platos en los restaurantes, las veces en que un paseo por alguna ciudad se ve deslucido por la lluvia. Rick Stein, eres un trabajador infatigable, sin duda víctima de grandes niveles de estrés, burnout y agotamiento. Te apoyamos, Rick. Rick, amigo, el pueblo está contigo. Je suis Rick Stein

Por eso, y sólo por eso, me siento en la obligación de ofrecerme para sustituirte. Por puro y elemental humanismo. Por solidaridad. Cuando no puedas más, cuando sientas que has llegado al límite en alguna isla griega, llámame, Rick, y volaré a tu lado para poner sobre mi espalda tu pesada carga. No te sientas culpable. Incluso si tengo que llegar al extremo de realizar series documentales enteras llamadas “Antonio Rico en Asia” o “Las escapadas de Antonio Rico por el Mediterráneo” asumiré mi labor estoicamente para que puedas volver a tu puñetera casa y goces del descanso que te mereces, grandísimo cabrón. Atentamente, Antonio Rico.

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