Que la sencillez de todas las conclusiones a las que llega “Detrás del muro” no nos inhiba a la hora de escribir críticas en donde se alabe y se recomiende vivamente ver el magnífico documental realizado por Gonzo. Que el miedo a resultar tópicos y previsibles no impida decir claramente que “Detrás del muro” es uno de los programas de televisión más directamente necesarios que hemos visto en las pantallas en estos últimos tiempos. Que la incapacidad de apuntillar o añadir nada a lo que muestran sus imágenes sobre el recorrido que hacen los emigrantes a lo largo de Guatemala o México no reduzca el impacto mediático y la repercusión de un documental simplemente imprescindible.
A punto estuve de no escribir esta columna. No porque “Detrás del muro” no se mereciera ser destacado, sino porque, sentado ante el ordenador, tan solo conseguía escribir tópicos buenistas acerca de la emigración que todos hemos oído en infinidad de ocasiones. “El documental de Gonzo pone cara y nombre a las cifras sin rostro con las que tantas veces se informa sobre los emigrantes”. “Mientras sigan existiendo brutales diferencias de nivel de vida a pocos kilómetros de distancia los flujos migratorios serán inevitables”. “Ningún país debería alzar muros para impedir que se infiltre la pobreza que le rodea”. Borraba las líneas una y otra vez.
Que las fake news, los memes, la posverdad y la madre que les parió a todos ellos no sepulten las verdades sencillas, los principios sencillos que han dado lugar a lo más noble de nuestra sociedad. Quizá la emigración sea el único fenómeno social de dimensiones planetarias en donde los sencillos tópicos buenistas siguen siendo sencillamente ciertos. “Detrás del muro” no hace descubrimientos ni grandes aportaciones al problema, pero no por ello podemos dejar de hacernos eco de la necesidad de que sea visto por el mayor número posible de espectadores ni dejar de celebrar que contemos en nuestros medios con un periodista como Gonzo.
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