(A partir del minuto 9:55)
No entiendo lo que he visto en el capítulo 4 de la serie “Canciones que cambiaron el mundo” de Movistar+. Se titula “Los tiempos están cambiando” y trata sobre el papel que desempeñaron algunas canciones en los cambios sociales ocurridos a lo largo de las últimas décadas. Como es habitual en la serie, se mezclan imágenes y entrevistas con un set acústico en donde Zahara, acompañada por diferentes músicos y cantantes, interpreta alguno de estos temas. En este caso es Rozalén la que se une a Zahara, y Rozalén viene con Bea, un miembro más de su banda que traduce al lenguaje de signos las canciones en atención a las personas con discapacidad auditiva.
Hasta aquí todo es perfecto. Pero cuando comienza la canción descubrimos que el realizador ha montado las imágenes sin entender que Bea ha de estar permanentemente en pantalla, al menos durante los momentos en los que Zahara o Rozalén están cantando. Oímos la guitarra aunque no la veamos. Incluso podemos escuchar a las cantantes sin que la cámara las enfoque. Pero la labor de Bea desaparece si no la vemos. Se nos ofrecen planos generales, planos de los rostros de los artistas, planos de detalle, manos, pies, instrumentos. Con el cronómetro en la mano, la traducción de Bea se nos muestra alrededor del diez por ciento del tiempo de la canción, fragmentada al azar, limitándose a unos cuantos gestos aislados que en absoluto permiten a las personas con discapacidad auditiva hacerse una idea del contenido de la canción.
¿De verdad que nadie cayó en la cuenta de lo frívolo que es incluir a una traductora al lenguaje de signos y después hacer que no se la vea durante el noventa por ciento del tiempo que está traduciendo? ¿Son los criterios estéticos de realización y montaje más importantes que la atención a la discapacidad que supone el trabajo de Bea? ¿No da la impresión de que el responsable de la serie dio un uso más decorativo que funcional al papel desempeñado por la traductora que acompaña a Rozalén?
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