Entrevista de Sandra Sabatés a Sara Gómez en la sección “Mujer tenía que ser” de “El intermedio”.
Lo que contó esta ingeniera y directora del proyecto “Mujer e Ingeniería” fue
tan valioso y esclarecedor que no queda otra que discutirlo. Ya saben cómo va
esto: el respeto a los demás estriba en escudriñar sus tesis, en criticar sus
palabras, en no respetar sus opiniones.
Gómez habla de la situación de la
mujer en la ingeniería y la tecnología. ¿Por qué hay solo un 25% de alumnado
femenino? “Es un problema estructural,
social, cultural y de estereotipos”. “A los 4 años, niños y niñas tienen la
misma percepción de las materias. A los 5 creen que las ciencias son más
difíciles. Desde los 6 piensan que lo difícil es para genios, y los genios son
ellos”. “Están rodeados de estereotipos, empezando por los juguetes: las niñas
juegan con actividades más de servicio a los demás, los chicos no. También
faltan referentes femeninos”. “Los varones que empiezan una ingeniería creen
que las mujeres que se encontrarán en primero serán listas, peleonas, raras y
feas”. “En mi primera experiencia laboral, lo primero que escuché fue ‘en
contra de mi voluntad la hemos escogido frente a su competidor, que era un
hombre. Tiene usted que demostrarme el doble que él para que la considere la
mitad’”. “Los primeros meses era medirte permanentemente, darte los trabajos
más hostiles, viendo que te miran y te miden, que te ponen preguntas trampa,
que desaparecen informes”.
¿Cómo se combate esto? “La educación es la clave, es la palanca más
poderosa”. Sí, lo sería si la falta de educación fuera la causa, pero no lo
es. El problema estructural, la desigualdad en el trabajo y el techo de cristal
siguen ahí. A no ser que con educación vaya más allá de la preparación
académica de las mujeres e incluya todo lo que enseñamos a los niños para que
se crean que hay que ser un genio para estudiar ciencias, que las mujeres
ingenieras son raras y feas, y que un hombre es preferible a una mujer en el
trabajo. En ese caso, debería haber empezado por señalar a esas personas respetables
que quieren para sus hijos una educación que se atenga a su ideario y sus
valores, una educación que no habría que respetar porque frena el avance hacia
una sociedad más igualitaria, moderna y justa.
¿Diríamos que falla el estilo de educación? Es evidente que la base de esa forma de pensar tiene que estar en la educación y los valores que nos han enseñado. Sólo que, algunos fuimos capaces de desarrollar pensamiento crítico y sacudirnos años de prejuicios y casposos clichés preconcebidos, y otros siguen anclados.
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