¿Los oncólogos, los policías y la
Brigada de Salvamento Minero hacen croquetas? Tal vez, pero no las croquetas de
las que habla Bob Pop, subdirector y
colaborador del “Late Motiv” de Andreu
Buenafuente.
Los oncólogos estudian y combaten
el cáncer, ¿son malos porque tienen salud y viven de la enfermedad de otros? Los
polis persiguen la delincuencia y el crimen, ¿son unos parásitos que medran dentro
de la ley gracias a los que están fuera? Los brigadistas están vivos y excavan
para recoger a un niño que encuentran muerto, ¿son unos sinvergüenzas que ganan
dinerito con la desgracia ajena? No, claro. Sus trabajos no los convierten en
oportunistas aprovechados.
Las reflexiones de Bob Pop en “Late Motiv” son
entretenidas y divertidas. Mejor aún: son tan interesantes que vale la pena
discrepar de ellas. El lunes, abordando el trato sensacionalista y mezquino que
Telecinco y Antena 3 hicieron del rescate de Julen en Totalán, repartió leña a ambas cadenas. Primero hizo un
recorrido por las estrategias viles y rastreras que utilizaron para que su
espectáculo alrededor de esta tragedia lograra audiencias millonarias. Luego
dio un paso más, puso el foco en sí mismo, y la crítica se convirtió en
autocrítica: “¿No estoy aprovechándome,
de un modo indirecto, de esa carnaza que 'Arg' —Ana Rosa Quintana— y 'Grissom' —Susanna Griso— se han comido? ¿No me estoy haciendo unas croquetas
con sus sobras? […] Estamos apuntándonos un detalle de nuestra autoridad moral
a costa de la bajeza de otros. Pero estamos utilizando la misma materia prima
que esa gente que lo hace fatal. Y a mí eso me genera conflicto”.
La autocrítica es siempre saludable,
pero Bob llega a conclusiones equivocadas. El problema no está en hablar de
Julen, está en cómo se hace, que es precisamente lo que se discute. Así que no
tiene por qué haber ningún conflicto en quien no está dispuesto a todo por
ganar audiencia. Eso no es superioridad moral, es solo un intento de ser
honrado. Denunciar la transformación de una desgracia en carnaza no es hacer
croquetas con las sobras, sino una necesaria reflexión sobre cómo deben
tratarse los sucesos, sobre el ejercicio del periodismo, sobre los límites del
espectáculo.