¿Tiene usted su propio criterio
respecto a qué regalar a los niños? Pues olvídelo. Supere sus prejuicios, deje
de manipular a las pobres criaturas y regáleles lo que ellas quieran. Respete
sus deseos, es importante para su maduración como consumidores. Si no son unos
bichos raros, le pedirán los regalos que los anuncios dicen que tienen que
pedir. No se interponga. A ver si va a hacerlos unos desgraciados que no pueden
tener las cosas que los fabricantes y vendedores de esas cosas les han hecho querer.
“MasterChef junior” es un gran
programa familiar. Niños y adultos ven juntos a niños jugando a ser adultos y a
adultos jugando a ser niños en horario adulto. “MasterChef junior” es también
un gran programa navideño. Una TVE sin publicidad supone una anomalía que puede
subsanarse mediante generosos patrocinios. Y más en Navidad. En estas fechas
con tantos regalos, los niños tienen que querer muchas cosas, tienen que
quererlas muy rápido, y tienen que quererlas ya. Alguien debe ocuparse de
metérselas todas en la cabeza para que los adultos respeten su decisión. Así
los chiquillos aprenden a ser felices durante un instante antes de volver a ser
unos desgraciados porque no tienen la siguiente cosa que les hará felices
durante otro instante cuando la tengan.
Los niños tienen sueños, los que
“MasterChef junior” y sus patrocinadores quieren que tengan. Y en la tele cumplen
los que “MasterChef junior” y sus patrocinadores quieren que cumplan. En el
último programa, los dos niños eliminados recibieron un móvil y una tableta; la
niña, una muñeca. Hubo quejas porque esos regalos no fomentan la igualdad. ¿Igualdad?
El programa explicó que los regalos estaban en una lista hecha por los niños
con sus padres. De esa lista, los grandes almacenes —que patrocinan y pagan—
eligen. Así enseñan a otros niños qué deben querer. La mejor publicidad no se
anuncia, pero está. En una caja rosa con adornos rosas la muñeca tenía ropita
rosa. Rosa como la ropa de varias niñas concursantes. Rosa como algún adorno de
la niña premiada. Ningún niño vestía nada de color rosa. Seguro que también los
niños y las niñas lo eligieron así. La cuestión es por qué.
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