28/12/18

REPROCHE DE PAZ, REPROCHE DE AMOR



Motivo 814 para odiar la Navidad: la publicidad se vuelve moralista.

¿"Publicidad" y "moral" en una misma frase? Las empresas utilizan diferentes métodos para conseguir que compremos sus productos en función del mes del año en el que se anuncian. En marzo o en septiembre, Ikea o Media Markt intentan hacernos reír cuando pretenden que gastemos dinero en sus establecimientos, pero en diciembre intentan hacernos llorar. ¿Por qué? No lo sé, habría que preguntárselo a los que inventaron la Navidad actual, que ¡oh, feliz coincidencia! son ellos mismos. Pero no falla: en verano nos hacen la pelota contándonos lo felices que vamos a estar en el Caribe, mientras que al comienzo del invierno nos riñen porque hay un montón de gatetes abandonados o nos estamos cargando el planeta. En los dos casos, las mismas empresas; en los dos casos, el mismo disimulo de sus verdaderas intenciones.

Porque dígame usted el vínculo que puede existir entre la estantería Storsjö y el abuso que hacemos del móvil en detrimento de nuestra familia. Ya me explicarán qué tiene que ver una lavadora con función ECO TIME con no atender a tu hijo cuando está enfermo. Conviene recordar que la publicidad nunca es un fin en sí misma, sino un medio para alcanzar el único fin que importa: hacer que la empresa gane al menos un céntimo, pero preferiblemente mil millones de euros. Y cuando te dicen que no visitas lo bastante a tu abuela, lo único que pretenden es aumentar una milésima la probabilidad de que tú o tu abuela compréis en sus tiendas; esa campaña es el resultado de un frío estudio de mercado y de una estimación de impacto sobre el consumidor.

Tranquilos, dentro de diez días volveremos a ser gente guay y divertida. Tras las reprimendas que nos han soltado estas navidades, Ikea volverá a animarnos a construir la república independiente de nuestra casa y Media Markt volverá a mostrarnos a su consumidor prototípico diciendo “yo no soy tonto”. No, no somos tontos, hasta que dentro de doce meses vuelvan a reñirnos por Navidad.

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