20/10/18

HABLAR ES FÁCIL, O NO


Mal la periodista mejicana Alma Guillermoprieto. Da igual que sea la flamante Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades. Y mal la Fundación Princesa de Asturias, responsable de lo sucedido. Con el pretexto de recoger su premio ayer en Oviedo, la señora pasó varios días en Asturias diciendo aquí y allá lo que quería sobre lo que le daba la gana sin que nadie le parara los pies. Hablar es fácil.

En un instituto de enseñanza secundaria, frente a un auditorio multitudinario de alumnado de diferentes centros que estaba allí perdiendo de dar clase, a Guillermoprieto le apeteció hablar de televisión. Juzguen ustedes si lo que dijo a los asturianos de quince años ya lo saben los niños de ocho en Castilla y León: que las series televisivas de moda que ensalzan a los narcos son peligrosas, que hay que tener cuidado porque muestran un mundo fascinante, que el narcotráfico es algo muy serio que no tiene nada de grandioso, que en realidad los narcos son pobres seres miserables, tontos y sin educación, que su violencia es vulgar y carece de ese halo que tiene en las series, que hacen un daño espantoso porque luego hay chavales que solo aspiran a entrar en ese mundo.

Señora premiada y señores de la Fundación: muy mal. Se han quedado cortos. No solo influyen en los jóvenes y niños las series sobre el narcotráfico, influyen en todos nosotros. No solo “Narcos” o “Pablo Escobar, el patrón del mal” educan (para bien o para mal) además de entretener, todas las series lo hacen. No solo educan las series, lo hace toda la ficción y la televisión y el cine y la música (ándale esos narcocorridos) y el poblado entero. Así que no debería haber un encuentro con alumnos, sino cientos, para que todos aprovecharan una mañana como nunca perdiendo alguna clase para aprender algo esencial que no recoge el informe PISA. Un día excepcional ante alguien libre que habla de quienes aún hoy mueren por hablar con libertad, y que habla con libertad sobre lo importante que es hablar libremente. Porque escuchar a personas como Guillermoprieto debería ocurrir al menos una vez en la vida de cualquier estudiante. Y porque, en realidad, hablar no es tan fácil.

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