Me gusta meterme con Jorge Javier Vázquez, explicar por qué
me parece que sus programas son horrorosos, por qué miente cuando dice que solo
hace entretenimiento sin ninguna responsabilidad social, por qué es tan
tramposo como un trilero y tan trilero como un embaucador. Me gusta denunciar
que todos sus programas no solo son malos, son también dañinos; que su esfuerzo
por hacer bien su trabajo no solo no mejora las cosas, sino que sirve para
construir una televisión y un mundo peor; que estando como está al servicio del
reverso tenebroso de la fuerza, cuanto mejor profesional consiga ser, más
peligroso y peor persona será.
Pero estos días unos cuantos
descerebrados han decidido proclamar al mundo lo gilipollas que son, y, ya es
fatalidad, no se les ha ocurrido mejor forma que lanzando amenazas y
bravuconadas contra nuestro hombre. Creerán que como es famoso tiene obligación
de aguantar, que la libertad de expresión incluye las amenazas personales y la
intimidación, o que como somos muchos los que le criticamos, conseguirán un
triste éxito inmediato de retuits y “me gusta” con el llenar sus vacías vidas.
Y de eso nada. Es normal que Jorgeja, aburrido de “GH VIP” y “Sálvame”, se
entretenga con “OT” opinando sobre la palabra “mariconez” en aquella canción de Mecano. Y si quiere
decir en las redes “Y a mí que en ese
contexto no me ofende la palabra 'mariconez'. ¿Seré raro?”, que lo diga. Él
decide lo que le ofende, y él decide si lo dice o no. Tiene exactamente el
mismo derecho a hablar que quien contestó “A
mí me molesta que presentes un programa donde la apología a la violación y el
acoso a una persona no sean penalizados, ¿seré rara?”. Pero, ay, amenazarle
con esperarle a la salida del trabajo, o desearle que le violen y otras
barbaridades de ese calibre, ya es otra cosa que no podemos consentir.
Por eso defendemos a Jorgeja,
porque queremos para él el mismo derecho a hablar con libertad y sin amenazas
que queremos para nosotros y para todo el mundo. Algo a lo que no podemos
renunciar ni dentro ni fuera de la televisión por mucho que nos guste meternos
con Jorge Javier Vázquez.
Antonio, soy contigo.
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