5/9/18

REGADORES REGADOS Y PATINADORES LOCOS


Si todavía nos reímos con “El regador regado” (1895) de los hermanos Lumière (un minuto para contar la historia de un jardinero que termina empapado) o con las tartas estampadas en la cara de un policía que tiene la mala idea de meterse con Charlot, es lógico que nos sigan haciendo gracia esos programas que emiten vídeos con tipos que se caen de la bici por hacer el canelo, niños que resbalan en una piscina de plástico, columpios que se rompen por exceso de peso o trastazos descomunales que siguen a los intentos de forzar las leyes de la física como un “casting” de “Operación triunfo” sigue al fin de la explotación veraniega de los concursantes de la última edición. Concedámoslo. El regador regado, el policía con la cara llena de tarta y el chavalete que se estrella contra el suelo después de intentar hacer el pino en un patinete tienen su gracia. Sin embargo, un programa de televisión que emitiera vídeos de jardineros que riegan, policías que miran, tipos paseando en bici en plan “Verano azul”, niños que juegan en la piscina con un patito de goma, columpios que se mecen hipnóticamente bajo la dirección de un viajero prudente o jóvenes en patinete respetuosos con la física no tendría gracia y estaría tan condenado al fracaso como emitir en Netflix una serie protagonizada por Carlos Herrera y dirigida por José Luis Moreno. ¿Qué quiere decir esto? Que el regador regado y las tartas en la cara siempre tendrán más gracia que el regador que riega y las tartas en la mesa. Y algo más.

El sociólogo Johan Galtung señala que si un periódico se publicara una vez cada cincuenta años, no prestaría atención a medio siglo de chismes de famosos y escándalos políticos, sino que informaría de cambios globales trascendentales como el aumento de la esperanza de vida. Del mismo modo, un regador regado o un joven que se estrella por intentar hacer el pino en su patinete pueden ser noticia del día, pero de ningún modo son acontecimientos dignos de figurar en un repaso de los últimos cincuenta años porque lo cierto es que los jardineros no suelen terminar regados y los patinadores no acostumbran a hacer el pino en su vehículo. Un regador regado o un patinador imprudente abrazando el suelo hacen gracia porque no son tendencia. Lo preocupante sería que un programa con regadores que riegan y patinadores que patinan fuera un éxito. Mientras los tartazos en la cara y los patinadores locos nos hagan gracia, todo irá bien. Y ese argumento de mierda es lo único que se me ocurre para aceptar no sólo que el verano se acaba sino que, ay, Ángel Garó y Aurah Ruiz serán dos de los concursantes del próximo “Gran Hermano VIP”. Uf.

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