Ya no es humor ni posthumor. Lo que nos ofrecen Ernesto Sevilla y Joaquín Reyes en “Capítulo 0” (Movistar+) es postposthumor. Ya no es una parodia sobre las parodias, sino una parodia sobre las parodias sobre las parodias. “La hora chanante” y “Muchachada nui” se rieron de los géneros clásicos del humor. “Capítulo 0” se ríe de “La hora chanante” y “Muchachada nui”. Una vez que se inicia el dominó de las metarreferencias, nada lo puede frenar. Ya no se trata de preguntarse quién afeita al barbero que sólo afeita a los que no se afeitan a sí mismos; la cuestión ahora es quién afeita al barbero que está afeitando a Bertrand Russell mientras escribe sobre el barbero que sólo afeita a los que no se afeitan a sí mismos.
Y el resultado es brutal, canónico, irreversible, alimentado además por un ingenio fascinante y unos cameos extraterrestres -¡sabía que Paco Marhuenda era un cachondo!-. Por mucho que le doy vueltas, no consigo imaginar qué más se podrá hacer en el futuro. El humor audiovisual fue un género artístico que comenzó hace cien años con Charlie Chaplin lanzando tartas de merengue a la cara de Eric Campbell y terminó la semana pasada con el estreno de “Capítulo 0”. Marx acabó con la filosofía. Nietzsche acabó con Dios. El arte del siglo XX mató al arte dedicándose a tomarse a sí mismo como objeto de reflexión. Y Sevilla y Reyes han matado el humor de la misma manera. Eso sí, lo han matado de risa, lo que es de agradecer.
Por tanto, solo queda volver a empezar e iniciar un nuevo ciclo. El éxito de “Friends”, “Frasier” y “Seinfeld” dejó agotada a la comedia durante varios años, y la única solución fue regresar a los esquemas costumbristas más tradicionales con “Modern family” o “The Big Bang theory”. Después del larguísimo viaje hacia el oeste que supone la serie de Movistar+ descubrimos que el humor es esférico y que hemos vuelto al punto de partida. No se lo creerán, pero el único capítulo 1 que cabe tras “Capítulo 0” son los chistes de Arévalo. Los Morancos son el futuro.
Para mi no hay futuro. Hay personas como vosotros, que sacáis ese desparpajo, tan especial y lo elevas al infinito. Son las personas
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