28/9/18

KIKIRIKÍ


Desde la televisión privada hablan de la televisión privada. En el “Late motiv” de #0 en Movistar+, charla con Andreu Buenafuente el actor Óscar Jaenada (“Luis Miguel, la serie”, Netflix). Cuenta que los atentados del 11-M de 2004 le pillaron en Buenos Aires, y mientras su madre le decía por teléfono que en la tele el ministro de Interior Ángel Acebes los atribuye a ETA, él también está viendo la tele pero aquello no le cuadra. La CNN dice que ha sido Al Qaeda. Su reflexión no se queda en que, como no puede ser de otro modo, nuestra tele recogiera lo que decía el ministro, por muy equivocado que estuviera. Jaenada va más allá: “Hay algo muy curioso. Aquí teníamos CNN 24 horas (CNN+), y nos lo quitaron. Y lo quitaron para cambiarlo por el ‘Gran hermano 24 horas’. Eso es muy significativo”.

Desde el Reino Unido, paraíso de la televisión pública, uno de los artífices de la mejor televisión del último medio siglo habla de la televisión pública. Dice el gran naturalista, mejor divulgador y merecidísimo Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales David Attenborough (“Planeta Tierra” y mil maravillosas series documentales más) que la BBC no cumple bien con su función de servicio público porque no hace lo suficiente sobre arte y cultura, estando más preocupada de que la audiencia sea lo bastante grande que de atender a personas de todo tipo.

Ahora podemos alegrarnos porque hace mucho que terminó aquella edición de “GH” que sirvió de pretexto para que Mediaset cerrara el entonces recién comprado canal CNN+. Y podemos felicitarnos porque la BBC cumplió como servicio público porque tuvo la honradez de dar noticia de la acusación de Attenborough, y la elegancia de responderle en un comunicado (en el que, claro, hablan de la necesidad de financiación). Pero sería precipitado: jamás volvió CNN+ a la oferta privada, y aquí ni siquiera tenemos un Attemborough del que sentirnos orgullosos en la pública. Si los males de nuestra TVE fueran los de la BBC, otro gallo cantaría.

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