Una de las veintisiete mil doscientas cincuenta y cuatro razones (y subiendo) a favor de ver una película en el cine y no en, por ejemplo, Telecinco es que en un cine nadie nos puede echar cuando termina la película y empiezan los títulos de crédito. En Telecinco, por ejemplo, sí. Nos echan. Nos escupen. Nos tratan como si fuéramos ganado porque los programadores de Telecinco, por ejemplo, entienden que, con la palabra “Fin”, el espectador ha terminado su relación con la película y, por muy bonita que haya sido, esa relación ya no da más de sí. El corte entre el final de una película y el comienzo del siguiente programa es tan brutal que en Telecinco, por ejemplo, muchas veces es difícil saber si la película ya ha terminado o si se ha producido un giro en el argumento que incluye la aparición de nuevos personajes. Así, un pestañeo inoportuno nos podría llevar de la secuencia final de “Casablanca” (con perdón) al comienzo de “Emmanuelle” de forma que la hermosa amistad entre Rick y el capitán Renault continúe en Bangkok en compañía de una jovencita muy interesada en el sexo. Cortar los títulos de crédito de una película es una falta de respeto no sólo a los que parieron la película, sino a los espectadores. Además, los títulos de crédito no alargan las películas, sino que las ensanchan.
El Cinemascope, un formato que se utilizó por primera vez en la película “La túnica sagrada”, ensanchaba la pantalla, pero eso no gustaba a todos los directores porque obligaba a rellenar las escenas con muebles, objetos o figurantes. Fritz Lang decía que el Cinemascope sólo servía para filmar serpientes y funerales. Pero los títulos de crédito, que también ensanchan las películas, no son un relleno, como si fueran unos muebles o unos figurantes que pasaban por allí, sino que ensanchan el cine porque siempre esconden sorpresas. Les pondré un ejemplo. Si se quedan a ver los títulos de crédito de “Mejor… imposible”, la estupenda película protagonizada por Jack Nicholson y Helen Hunt, podrán disfrutar de una versión de la canción “Mira siempre el lado bueno de la vida” interpretada por Art Garfunkel y enterarse de que Lawrence Kasdan (coguionista de “En busca del Arca perdida”) y Harold Ramis (director de “Atrapado en el tiempo”) interpretan dos pequeños papeles. Otro ejemplo. Los títulos de crédito de “Cuando menos te lo esperas” incluyen una versión de “La vie en rose” en la voz del mismísimo Jack Nicholson, también protagonista de la película. Y, sobre todo, los títulos de crédito permiten que Rick y el capitán Renault se pierdan en la niebla de Casablanca, y no en Bangkok.
2 comentarios:
Completamente de acuerdo, pero, te planteo una cuestión ¿está la gente realmente preparada para disfrutar de los títulos de crédito?.
¿Cuanta gente en el cine cuando empiezan los títulos de crédito se empiezan levantar de sus asientos y se van, impidiéndome/impidiéndonos disfrutar de estos?. Una falta de respeto, y de educación, absoluta.
Si sólo fuera en Telecinco... El otro did viendo una película en la dos cortaron de tal manera que, si no supiera que en la dos no hay intermedio, habría pensado que iba a seguir después de los anuncios
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