Lo siento, pero yo no me creo nada de lo que estoy leyendo estos días sobre la detención y liberación del narco gallego Manuel Charlín hasta que no lo vea en una nueva temporada de “Fariña”. Todos somos conscientes de la manipulación a la que nos someten constantemente los informativos. Las series de televisión, por el contrario, han ido ganando, con trabajo y esfuerzo lento, un puesto entre los criterios de verdad más confiables. Yo, como cualquiera que no hubiera sido tocado por el asunto, tenía medias ideas acerca del narcotráfico en la Galicia de los años 80. Pero gracias a “Fariña” conocí la verdadera cara de los protagonistas, les vi actuando a pocos metros de mí. La ventaja que tiene ser la mejor serie de la historia de la televisión española es que eso te convierte en algo más que la mejor serie de la historia de la televisión española.
La verdad acostumbra a ser verdadera, pero ésa suele ser una verdad mortecina, baja de brillo y de contraste, susurrada. Nada que ver con la verdad potente, imperialista y entusiasta que nos ofrecen las ficciones. Eso sí que es una verdad. No hay verdad como la de las ficciones. Nunca entendí el argumento ontológico de San Anselmo -eso de que la idea de Dios ha de ser cierta ya que existe la idea de Dios- hasta que vi a Tony Soprano, a Carrie Mathison o a Don Draper. O al Manuel Charlín de “Fariña”. El logotipo de Atresmedia aparece por igual al término de los informativos de Antena 3 y de los capítulos de “Fariña”. ¿Para qué discutir si ambos productos son reales o ficticios? Lo que la empresa ha unido, que no lo separe la epistemología.
Así que veo las noticias recientes sobre los Charlines con escepticismo suspicaz. Vete tú a saber lo que en verdad habrá pasado y cómo nos los están contando. De entrada, el rostro que hemos visto en las noticias no se corresponde con el del auténtico Manuel Charlín. Espero ansioso la llegada de la segunda temporada de “Fariña” para conocer los detalles exactos de su detención y de los cargos de los que se les acusa.
2 comentarios:
http://www.rae.es/consultas/el-adverbio-solo-y-los-pronombres-demostrativos-sin-tilde
Elena, yo también soy defensor acérrimo de la no necesidad de tildar la palabra "solo" o los demostrativos (aunque sean pronombres); pero del enlace que das solo se desprende que la Academia simplemente "recomienda": Por eso, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso en casos de ambigüedad. La recomendación general es, pues, la de no tildar nunca estas palabras.
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