En pleno directo, un técnico
entra en el plató y se arrodilla ante la presentadora del programa para
arreglar un problema de sonido con su micro. Sorprendida, la presentadora
reacciona bromeando: “Este es el sueño de
cualquier mujer, que se le arrodille aquí un hombre”. Sí, es guasa, pero ¿no
hay algo que chirría?
Chirría que Sonsoles Ónega, la presentadora, haya elegido una broma tan
machista pudiendo haber disparado desde el otro lado de la trinchera: “Este es
el sueño de cualquier machirulo, que el sueño de toda mujer sea que se le
arrodille aquí un hombre”. Por ejemplo.
Chirría que la presentadora de
“Ya es mediodía”, un programa que Telecinco estrenó para rematar las mañanas
del verano hablando de actualidad política, se haya atrevido a hacer gracias en
directo mientras trabaja con asuntos serios, un jardín del que solo es capaz de
salir airoso Matías Prats,
presentador de los informativos de Antena 3.
Chirría que hayamos logrado ver
con normalidad que las mujeres sean, porque lo son desde hace décadas,
presentadoras, pero que no nos llame la atención que quienes se ocupen de
asuntos técnicos en la tele sigan siendo hombres y no veamos mujeres en esos
puestos.
Chirría que Telecinco haya ocupado
la franja horaria que durante años contaminó “Mujeres y hombres y viceversa”
con “Ya es mediodía”, un programa serio que aborda la actualidad de forma seria
y que cuenta con colaboradoras tan serias como Cristina Fallarás.
Da igual que todo lo anterior
chirríe. Cualquier chirrido queda sepultado por la gran estridencia que lo
preside todo. “Ya es mediodía” arrancó en junio con un perfil serio que ya no
tiene. La audiencia de Telecinco no entendía qué pintaba ese programa en su
cadena, así que la empresa lo cambió: ahora trata de cotilleos, y cuenta con los
colaboradores y personajes habituales de la casa. Lo estridente es ver lidiar
con Alba Carrillo, Sofía Suescún y el clan Matamoros a Ónega, a la que Telecinco presenta
como “experta cronista parlamentaria”.
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