Juntar en un solo espacio a “Pearl Jam” y al béisbol parece tan extravagante como invitar a Mick Jagger a “MasterChef Junior” y, sin embargo, funciona. Me refiero a “Pearl Jam” y al béisbol. Si, como santo Tomás, tienen que meter el dedo en la llaga para comprobarlo, sólo tienen que ver “Pearl Jam en concierto” (MXtra), alucinar con la música en directo del grupo de Seattle y sentir como propio algo tan, tan, tan pero que tan lejano para un ser humano de este lado del Atlántico como el béisbol, ese deporte que consiste en, bueno, en… Ya saben, ese deporte. “Pearl Jam” cerró una gira por 26 ciudades de Estados Unidos con un doble concierto en el Wrigley Field de Chicago, un “lugar mágico” para Eddie Vedder, el cantante de la banda, que es seguidor incondicional de los Chicago Cubs, el equipo de béisbol de la ciudad. El título original de “Pearl Jam en concierto” es “Let´s Play Two”, que hace referencia a la famosa frase de Ernie Banks, mítico jugador de los Chicago Cubs, que resume maravillosamente el amor de un deportista a su deporte: “Es un bello día para un partido… ¡Juguemos dos!”. Era un bello día para un concierto de “Pearl Jam” en el estadio de los Chicago Cubs. Hagamos dos.
“Let´s Play Two” (mucho mejor que el soso “Pearl Jam en concierto”) mezcla las potentes canciones de “Pearl Jam” (incluida “All the Way”, la canción que Eddie Vedder compuso para los Chicago Cubs) con imágenes de aficionados en un día de partido esperando, armados con sus guantes de béisbol, para recoger las bolas que se escapan del campo. También sale Dennis Rodman, el fiero exjugador de los mejores Detroit Pistons, y muchos aficionados que escuchan en las azoteas vecinas la música de “Pearl Jam” o ven los partidos de los Chicago Cubs porque, de alguna manera, las azoteas de los edificios que rodean el Wrigley Field son parte del estadio sin ser el estadio. Y digo yo: ¡qué envidia! ¿Por qué es tan difícil encontrar aquí, entre nosotros, esa unión sentimental entre la música y el fútbol? Joaquín Sabina, el Atlético de Madrid y el viejo Calderón es lo más perecido que podemos encontrar a la comunión entre “Pearl Jam”, los Chicago Cubs y el Wrigley Field, pero falta… algo. Yo propongo que Igor Paskual ofrezca un par de conciertos en el estadio de Anoeta o, para alcanzar la perfección, en La Cruz, el estadio del Unión Club Ceares de Gijón. Me apunto como recogepelotas.
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