Ni rastro de la familia Franco en
“Lazos de sangre”, el programa de La 1 en formato de entretenimiento para las
noches de los jueves. Ni rastro del linaje Botín en “Lazos de sangre”, el
espacio con el TVE nos entretiene viendo cómo se habla o no de quien TVE quiere
o no. Ni rastro de la estirpe Borbón en “Lazos de sangre”, la hagiografía
intergeneracional con la que la Corporación nos distrae contando o callando en
el tono pastel que la Corporación decide.
En noviembre, el Consejo de
Administración de RTVE —ese que renueva trimestre tras trimestre a Cárdenas en
“Hora punta”, ese que consiguió que el Parlamento Europeo investigara la
manipulación en TVE, ese que ahora hay quienes consideran que no hay por qué
renovar— decidió que había que ir más allá de esos programas serviles en los
que se masajea a un invitado para hacer uno en el que se masajeara a toda una
familia convenientemente elegida. Se escogió a la Casa de Alba, los Iglesias
Preysler, Dominguín Bosé, Rivera Ordóñez, Dúrcal, Flores, Jurado y Sánchez-Vicario.
Y se encargó a una productora privada, que en TVE no hay recursos para hacer TV
aunque tengan la mejor plantilla y los mejores archivos del sector.
Cuatro no tiene tantos recursos,
así que anteayer “En el punto de mira” tuvo que conformarse con despedir la
temporada con “La herencia de los Franco”, un humilde programa de investigación
sobre las patrióticas triquiñuelas, los grandes chantajes y los libres chanchullos
con los que un dictador todopoderoso usó su poder transformado en impunidad
para amasar una de las mayores fortunas del país, ahora reconvertida en un
holding gestionado por sus herederos.
“Lazos de sangre” merece una
segunda temporada. Sin falta de contratar ninguna productora externa, a lo
mejor TVE encuentra entre sus trabajadores a un puñado de profesionales capaces
de hacer un programa de investigación, pero investigación de verdad, sobre
grandes familias españolas unidas por lazos sentimentales, económicos y de
sangre, pero sangre de verdad. Eso sí que iba a ser un buen programa de
entretenimiento, pero entretenimiento de verdad.
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