Cómo molan los programas de
cocina. Hay tantos que no da uno abasto. Si los de las series se quejan de que
no da tiempo a verlas todas, que prueben con los programas de cocina. ¡Cada vez
hay más! ¡Qué agobio! ¡Y qué gozada!
Menos mal que en Canal Cocina
repiten algunos espacios, porque así puedo organizarme y ver los de las demás
cadenas aprovechando las reposiciones. Mis antiguos amigos me decían que dejara
alguno sin ver, que no pasaba nada. Que les den. ¡Dejar alguno sin ver! Eso sí
que no. Con lo que a mí me gusta la cocina. Es una puerta maravillosa a un
infinito universo de sabores, colores y texturas. Y es tan a la mano que sería
una torpeza no abrirla. Aunque para ello haya que renunciar a otras cosas, vale
la pena. En realidad creo que el mundo entero puede conocerse a través de la
cocina.
Así que los únicos ‘reality shows’ que veo son ‘realities’ de cocina, los únicos
concursos que veo son los concursos de cocina, los únicos documentales que veo
son los documentales de cocina y los únicos famosos que veo en la tele son los
famosos que cocinan en su casa o en la de otro, o los que preparan la cena para
otros famosos. No me da tiempo a más. Y mi trabajo me cuesta. Pero gracias a
eso me lo sé todo sobre recetas tradicionales, cocina innovadora, ingredientes
exóticos, alimentos de temporada, texturas sugerentes, platos equilibrados,
apuestas arriesgadas y maridajes perfectos.
Lo único es que ya me cansa comer
tantos bocadillos. Es que si vas a la carrera a la cocina a preparar algo para
comer no da tiempo más que a hacerse un bocata. Echar un vistazo al
frigorífico, pillar cualquier cosa y meterla en pan resuelve el gran
inconveniente que supone tener que ponerse a cocinar, con lo que ensucia. Y
además deja más tiempo libre para ver programas de cocina, que es lo que más me
gusta en este mundo. ¡Y es tan fácil de emplatar! Pero sí que es verdad que
tanto bocata cansa. Ya me lo decían mis antiguos amigos, pero a esos que les
den. Qué sabrán ellos de cocina.
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