La gran Mary Beard no sólo merece que su nombre vaya antes que el de Julio César en el documental “Mary Beard: Julio César” (#0), sino que el título ya nos avisa de que no estamos ante el típico documental de Canal Historia o de National Geographic lleno de lugares comunes y espacios petrificados, sino que nos espera un viaje al fondo y a la forma de César de la mano de una especialista en el mundo clásico que sonríe, habla a los turistas delante del Panteón de Agripa, pasea por el lugar donde las legiones de César desembarcaron en Britania y se enfrenta cara a cara con el busto del hombre que un día cruzó el Rubicón. ¿A quién, sino a Mary Beard, se le puede ocurrir empezar un documental sobre César asistiendo a una cesárea? ¿Quién, además de Mary Beard, puede mostrar con tanta gracia y sabiduría el rastro de César en nuestra vida cotidiana (el calendario), la política actual (la importancia de la imagen) y comparar el famosísimo “Veni, vidi, vici” con el que César resumió su victoria ante Farnaces II del Ponto con un tuit de Donald Trump? ¿Qué otra erudita se atrevería a decir que César fue asesinado “cuando se dirigía al trabajo”, o que la llegada de los romanos a Britania en tiempos de César tuvo el mismo impacto en Roma que la llegada del Apolo XI a la Luna en los salones de nuestras casas? ¿Quién, además de Mary Beard, daría tanta importancia al hecho de que, cuando César cayó asesinado a los pies de la estatua de Pompeyo, lo hizo defendiéndose con la única arma que tenía, su punzón de escritura? El escritor Bulwer-Lytton dijo que la pluma es más poderosa que la espada, y así lo cree también el buen y pacífico arqueólogo Marcus Brody en “Indiana Jones en la última cruzada” cuando utiliza una pluma estilográfica como arma como César utilizó su punzón contra los que le acuchillaron en nombre de la libertad. Pero hay un detalle en “Mary Beard: Julio César” que no sé si es idea de la misma Mary Beard o simple causalidad, pero que me parece tan sugerente como los “tuits” de César. La estatua de Julio César que aparece varias veces en el documental.
Esa estatua del gran César está cagada por las palomas, y los excrementos blanquecinos bajan sin piedad por su cara. Todas las estatuas terminan en eso, en depósitos de excrementos de palomas. Alejandro Jodorowsky dice que la estatua del héroe cagada por las palomas sigue siendo la estatua de un héroe, pero yo creo más bien que las cagadas de las palomas siguen siendo cagadas aunque estén en la estatua de César. Sic transit gloria mundi. Los héroes como Mary Beard no necesitan estatuas. Las palomas, sí.
A todas las preguntas que ha hecho en el artículo se podría responder con un nombre: Indro Montanelli. Aunque no llegó a conocer las redes sociales, nos dejó una "Historia de Roma" que hubiese sido una delicia en forma de megahilo de Twitter.
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