Tiene que ser duro ser Arcadi Espada. Interpretarlo no, eso
está tirado. Es muy posible que anteayer, por ejemplo, el señor se lo pasaría
bomba en “El programa de Ana Rosa” interpretando su personaje mientras
analizaba el caso ‘La Manada’. Allí estaba él, rodeado de mujeres y dispuesto a
arremeter contra ellas como un caballero andante soltando mandobles a diestro y
siniestro. Toma: “Yo querría saber si hay
algún vídeo de la vida sexual de la víctima”. Toma: “¿Sobre las víctimas no se puede informar simplemente porque son
víctimas?”. Y toma: “O sea,
¿solamente por el hecho de que alguien sea víctima, sobre ella no se puede
decir la verdad?”.
Lo que tuvo que disfrutar en su
posición protagonista. Porque ellas no eran nadie. Eran intercambiables. Todas se
arremolinaban en torno a él manteniendo un discurso similar, lo que no es nada
lucido en la tele. Y menos si ese discurso indiferenciado y común recoge la
opinión de miles y miles de ciudadanas y ciudadanos que llevan días expresando
su rechazo y enfado ante la sentencia judicial. Todo lo que pudieran decir
ellas, estaba muy visto. A él, en cambio, daba gusto verlo. Tan original. Tan gallardo.
Tan audaz.
Tuvo que pasárselo de rechupete
viendo cómo él solito se bastaba y se sobraba para tenerlas a raya a todas.
Daba igual lo que dijeran ellas, él tenía replica para todo. Qué digo réplica,
si era él quien llevaba la voz cantante, si eran ellas las que trataban de
atajar al interlocutor campeador, si eran ellas las que como una barahúnda de
atacantes indisciplinadas y anónimas intentaban, sin conseguirlo, contenerle a
él, el gran Arcadi Espada.
Al principio del debate, le habían
presentado con una pequeña broma: “Bendito
eres, entre todas las mujeres”. Y realmente lo fue. Interpretar el papel de
abogado del diablo es fácil y agradecido. Es incluso necesario para que el
pensamiento no se acomode ni apolille. Lo terrible es que al terminar la
representación no puedas quitarte la máscara porque eres aquél a quien
interpretas, porque eres realmente Arcadi Espada y tienes que volver contigo a
casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario