El último “RTVE responde”, que La
2 dedica a quejas de los espectadores, hubo una sobre este documental de monos:
“En la naturaleza, la supervivencia lo es
todo. Este grupo de solteros errantes busca hembras con desesperación: el
impulso de transmitir los genes es uno de los instintos más poderosos. Después
de caminar un día entero, encuentran lo que buscaban, pero hacerse con el
control de este apetitoso tesoro no va a ser fácil. Un macho alfa gobierna este
harén…”.
He aquí la queja: “El guion es extremadamente machista, muy
molesto de oírlo. Y peligroso si lo escucha una persona que no respete de la
misma forma al hombre y a la mujer. No se puede permitir esa normalidad, se
debe explicar con otras palabras. Ustedes, los medios de comunicación, por su
gran influencia sobre el público, deben aprovechar para impedir que se repitan
patrones erróneos, y aprovechar que se difundan valores en la sociedad”.
¿Tiene razón?
Los malvados leones asesinos no
comen pobres jirafas indefensas que épicamente huyen de sus amenazadoras fauces
sedientas de sangre. Las malvadas jirafas asesinas no comen pobres acacias
indefensas que aterradas ven que no pueden huir de sus amenazadoras fauces sedientas
de savia. Las malvadas acacias asesinas no matan de hambre con su malévola
sombra a las pobres hierbas indefensas que agonizan bajo su negra copa. Las
malvadas hierbas egocéntricas no absorben pobres minerales disueltos en agua
indefensa con sus amenazadoras raíces sedientas de nutrientes. Las cosas no son
así, aunque es habitual caer en la tentación de explicar la naturaleza con
categorías humanas. Ocurre incluso en los mejores documentales sin darnos
cuenta. Por eso debemos estar alerta para no caer en explicaciones épicas,
líricas o morales de una realidad que, no siendo humana, no es épica, lírica ni
moral. En la naturaleza no hay machismo ni feminismo porque la igualdad es ahí un
espejismo humano. Un naturalista no debe difundir valores en la sociedad, como
pide la espectadora, debe describirla y explicarla. El peligro es el
antropocentrismo. Unos monos buscando hembras no son unos machistas defensores
del heteropatriarcado falocentrista. Son una manada, no “La Manada”.
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