No. Ésta es la respuesta corta. Si a usted este asunto le interesa lo justito, y se da por satisfecho con una respuesta monosilábica, puede dar por terminada la lectura de la columna y continuar con sus afanes diarios.
La respuesta mediana es la siguiente: los productos detox son un timo y no añaden nada a la eliminación de toxinas que ya realizan el hígado y los riñones; los productos antienvejecimiento son un fraude; la cirugía estética rejuvenecedora es un índice de lo trastornada que está nuestra sociedad; la medicina personalizada y sus promesas de una atención individualizada basada en nuestro ADN terminan recomendando al 99% de los pacientes que no fumen, hagan ejercicio y coman frutas y verduras; las dietas para adelgazar tienen un efecto de mediana intensidad a corto plazo y ningún efecto a largo plazo; los productos bio, orgánicos y eco-friendly son un timo; la alimentación vegana, un esnobismo identitario; la limpieza de colon, un fraude; el drenaje linfático, un fraude; la crioterapia… ¿lo adivinan? sí, un fraude.
Para obtener la respuesta larga ya hay que ver la fantástica serie documental “Guía para escapar de la muerte”. Aquí la han titulado “Desmontando terapias” -¿por qué?- y se encuentra en Movistar+. De forma brillante, el profesor Timothy Caulfield -autor de “¿Se equivoca Gwyneth Paltrow en todo?” jajaja- desvela a lo largo de seis capítulos el rollizo negocio que rodea a “lo natural”, “lo alternativo” y “la nueva ciencia” en el campo de la salud -desde empresas que te ofrecen el vino que encaja con tu ADN hasta clínicas donde te tratan de todo tipo de afecciones con células madre provenientes de manzanas-, así como la empanada mental que arrastran sus seguidores y el papel de las celebrities en su difusión. Son en total cuatro horas y media de desarrollo de una pregunta que se contesta con un monosílabo, pero una forma deliciosa e inteligente de emplear cuatro horas y media del tiempo que nos queda antes de morirnos es escuchar a Caulfield demostrar cómo ninguno de los timos antes citados van a alargar nuestra vida ni siquiera cuatro horas y media.
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