30/3/18

INDULTO INDEPE


Que digo yo que como no van a parar, al menos podían cambiar de táctica. Nuestros amigos los indepes, me refiero. Podían ir un poco más con los tiempos. Si lo que toca ahora son las procesiones, pues a procesionar se ha dicho. No es por desmerecer las manifestaciones multitudinarias, los cortes de carretera ni esas tácticas de despliegue urbano que tan bien manejan y que tan requetebién dan en pantalla cuando salen en la tele. Pero cada cosa a su tiempo. Y ahora tocan procesiones.

Como gesto, al menos podían cambiar por capirotes las bandanas y capuchas que usan para taparse la cara y no ser reconocidos. Es algo que podían hacer, por ejemplo, quienes hace unos días se enfrentaron en directo al periodista de “Espejo público”. Ese mensaje pasivo agresivo medio acusatorio y medio victimista (“Si no manipularais, no os diría nadie nada. ¡Sigue mintiendo!”) ganaría puntos con capirote, manto y cíngulo a juego. Aunque lo mejor sería que se lo curraran de verdad y procesionaran con la disciplina y la entrega de una hermandad de cofrades. El sentimiento y la emoción, tan importantes en estas formas de devoción popular, ya los tienen. Y repercusión internacional no les iba a faltar. Sobre todo en los países protestantes, que miran esta imaginería nuestra tan de la Contrarreforma con ojos de no dar crédito a lo que están viendo. Si de esta no internacionalizan el conflicto, no lo harán nunca.

Y no desdeñemos la inmensa ventaja añadida que supone gestionar indultos. Hacerlo desde el Parlament está muy feo, como repitió todo el día de ayer Inés Arrimadas en los telediarios. Pero desde una cofradía ya es otra cosa. No me digan que no sería muy propio que la Cofradía de la Aviesa Mirada por la Santa Independencia postulara el indulto de Junqueras. O que la Hermandad de la Injusta Sentencia contra la República Dolorosa llegara incluso a postular el indulto de la extradición de Puigdemont. Cuando ambas procesionaran en público recogimiento estos días santos, TVE y TV3 podrían compartir imágenes y, al fin, reconciliarse como buenas hermanas.

29/3/18

¡TÍA BUENA!


El último “RTVE responde”, que La 2 dedica a quejas de los espectadores, hubo una sobre este documental de monos: “En la naturaleza, la supervivencia lo es todo. Este grupo de solteros errantes busca hembras con desesperación: el impulso de transmitir los genes es uno de los instintos más poderosos. Después de caminar un día entero, encuentran lo que buscaban, pero hacerse con el control de este apetitoso tesoro no va a ser fácil. Un macho alfa gobierna este harén…”.

He aquí la queja: “El guion es extremadamente machista, muy molesto de oírlo. Y peligroso si lo escucha una persona que no respete de la misma forma al hombre y a la mujer. No se puede permitir esa normalidad, se debe explicar con otras palabras. Ustedes, los medios de comunicación, por su gran influencia sobre el público, deben aprovechar para impedir que se repitan patrones erróneos, y aprovechar que se difundan valores en la sociedad”. ¿Tiene razón?

Los malvados leones asesinos no comen pobres jirafas indefensas que épicamente huyen de sus amenazadoras fauces sedientas de sangre. Las malvadas jirafas asesinas no comen pobres acacias indefensas que aterradas ven que no pueden huir de sus amenazadoras fauces sedientas de savia. Las malvadas acacias asesinas no matan de hambre con su malévola sombra a las pobres hierbas indefensas que agonizan bajo su negra copa. Las malvadas hierbas egocéntricas no absorben pobres minerales disueltos en agua indefensa con sus amenazadoras raíces sedientas de nutrientes. Las cosas no son así, aunque es habitual caer en la tentación de explicar la naturaleza con categorías humanas. Ocurre incluso en los mejores documentales sin darnos cuenta. Por eso debemos estar alerta para no caer en explicaciones épicas, líricas o morales de una realidad que, no siendo humana, no es épica, lírica ni moral. En la naturaleza no hay machismo ni feminismo porque la igualdad es ahí un espejismo humano. Un naturalista no debe difundir valores en la sociedad, como pide la espectadora, debe describirla y explicarla. El peligro es el antropocentrismo. Unos monos buscando hembras no son unos machistas defensores del heteropatriarcado falocentrista. Son una manada, no “La Manada”.

28/3/18

LO, LO, LO, LO


No me río con los vídeos de “Vergüenza ajena” porque, entre otras cosas, esos vídeos hacen que me avergüence de la especie humana. No puedo sentir vergüenza ajena con las absurdas caídas de esos tipos que ponen en aprietos a la selección natural de Darwin, ni con el abrumador catálogo de estupideces paridas por las mentes ociosas de idiotas con móvil, ni con los que son capaces de todo (sí, de todo) con tal de tener su minuto escaso de gloria porque, como dice un personaje de una comedia de Terencio, soy humano y nada de lo humano me es ajeno. No siento vergüenza ajena cuando veo un  vídeo de “Vergüenza ajena”, sino vergüenza propia. Por eso paso de “Vergüenza ajena” y de los “prolegómenos” de los partidos de fútbol entre selecciones nacionales. Lo siento. No puedo ver (ni escuchar) a los jugadores franceses emocionarse con los horribles versos de “La Marsellesa” o a los futbolistas italianos gritando que están “preparados para la muerte”. Los himnos nacionales me producen tanta vergüenza ajena como los vídeos de “Vergüenza ajena”. Por eso la letra inexistente del himno de España me alegra la noche, mientras que las alusiones a Dios del himno de Rusia y el deseo de que una señora tenga un largo reinado sobre los británicos hacen que esconda la cara entre las manos. Y por eso soy un fan absoluto del “lo, lo, lo, lo”, letra oficiosa del himno español.

En el partido entre las selecciones de Alemania y España (Telecinco), una voz surgida de lo más profundo de la  barra del bar donde estaba viendo el partido se elevó sobre todo y sobre todos para proclamar que era una “vergüenza” que el himno de España no tuviera letra, y que el “lo, lo, lo, lo” que acompañaba a la música le producía “vergüenza ajena”. Es curioso. A mí, sin embargo, lo que me produce vergüenza ajena son las letras de los himnos (“que una sangre impura inunde nuestros surcos”), el horrible coro desafinado que forma una selección de fútbol y la sombra de sospecha que cae sobre el futbolista que no mueve los labios mientras suena el himno de su país. Es mucho mejor el “lo, lo, lo, lo” del himno de España que el “impávido coloso” brasileño, la receta del himno alemán para conseguir la felicidad que no tiene en cuenta las aportaciones de Aristóteles o la alusión “al que murió en la cruz” del himno colombiano. Lo, lo, lo, lo y gol de Iniesta.

27/3/18

SER MUY BUENO EN SER MUY MALO



La publicidad funciona. Nos influye más de lo que podemos imaginar. Cambia nuestros gustos sin que nos demos cuenta. Yo, por ejemplo, llevaba décadas bebiendo con frecuencia una determinada marca de cerveza. Ésa que tiene doble malta, doble lúpulo. Doble de todo. ¡No habré disfrutado yo veces tomándome una de ésas! Y últimamente, no sabía por qué, noto que me gusta menos. Sí, sigue estando bien, pero… Incluso -qué raro- me siento incómodo al pedirla en los bares. Un poco ridículo, un poco agilipollado. La mayor parte de las veces justo cuando va a salir el nombre de la marca por mi boca, cambio de opinión y pido cualquier otra.

Hasta que me di cuenta de lo que estaba ocurriendo. ¡La nueva campaña publicitaria de Voll-Damm es tan buena que me está cambiando los gustos por esa cerveza! ¡Pero a peor! Quiero decir, la nueva campaña publicitaria de Voll-Damm es tan buena en ser tan mala que está consiguiendo influirme de forma muy notable. La idea argumental es tan tonta, la resolución tan inconsistente, cada línea de guion es tan ridícula que me están cambiando la respuesta de las papilas gustativas. El topicazo del malote Luis Tosar haciendo de malote porque como es muy malote bebe esa cerveza y como bebe esa cerveza es muy malote está ya tan gastado en su infinito aburrimiento que ha conseguido que mi córtex verbal quede bloqueado cada vez que me acerco a una barra a pedir una cerveza.

Es cierto que habitualmente las campañas publicitarias buscan que los gustos por las marcas anunciadas cambien a mejor, pero, como prueba de la eficacia de la publicidad, también es un mérito destacado haber conseguido cambiar a peor un gusto que tuve tan arraigado durante décadas. Si yo fuera un empresario de la cerveza me iría a mi bar más malote, pediría mi cerveza más malota y llamaría por teléfono a estos publicistas para encargarles una campaña publicitaria. Concretamente, una campaña publicitaria para la competencia.

26/3/18

DESTIERRO PERMANENTE REVISABLE


(Nota previa del autor: lo que son las cosas... Escribí esta columna a primera hora de la mañana de ayer, antes de que sucediera nada en la frontera danesoalemana. Ni el título ni el contenido tienen nada que ver con ello).

Durante siglos y siglos, muchísimos países occidentales contaron en su legislación con la pena de destierro. Se reservaba para delitos especialmente graves, y era el castigo inmediatamente inferior a la mismísima pena de muerte. Se encuentra ya en el ostracismo de la antigua Grecia, en la deportatio de la antigua Roma. Portugal enviaba a sus delincuentes más peligrosos a África y Brasil a partir del siglo XVI. Inglaterra los enviaba a sus colonias norteamericanas a partir del siglo XVII. Napoléon pasó sus últimos días en la isla de Santa Elena en cumplimiento de una pena de destierro. Poco a poco fue desapareciendo de los ordenamientos jurídicos de la mayoría de los países -¡en España aguantó hasta 1995!- pero sigue habiendo un ámbito en donde el destierro es aún una práctica habitual: las cadenas de televisión. Si un programa comete un delito de lesa humanidad puede ser condenado a muerte; si en el último momento el tribunal se ablanda, lo destierra a la madrugada, que es el correlato televisivo del Brasil del siglo XVI, la colonia de la Isla del Cabo Bretón en el siglo XIX o la isla de Santa Elena.

Le acaba de pasar a “Dicho y hecho”, el estreno de hace un par de semanas presentado por Anabel Alonso y José Corbacho, con el que TVE pretendía llevarse de calle el prime time del viernes. Duró una emisión, exactamente una, tan, pero tan rematadamente mala, que se formó inmediatamente un consejo de guerra y se decretó su destierro al late late night, más o menos tan en mitad de la madrugada como lo está la isla de Santa Elena respecto del océano Atlántico. Todos saben que el destierro no es más que una muerte a cámara lenta, por lo que el veredicto contra “Dicho y hecho” es tan mortal como un fusilamiento, por mucho que se prolongue la agonía. Nadie, nadie vuelve de la isla de Santa Elena, y el destierro permanente revisable tiene más de permanente que de revisable. Nadie, nadie jamás ha vuelto de la madrugada, el único territorio de la televisión en donde las muertes pasan desapercibidas.

25/3/18

¡VIVA EL REY!


Viva el rey que tiene sentido del humor. Viva el rey que se ríe de sí mismo. Viva el rey que se pone en los zapatos de quienes no somos reyes, de quienes siendo funcionarios nos reímos con los chistes de funcionarios (un abrazo, Forges), y siendo futboleros nos reímos con los chistes de futboleros (otro abrazo, Forges), y siendo feúchos y poca cosa nos reímos con los chistes de señores feúchos y poca cosa (un millón de abrazos, Forges).

De esta sorprendente, moderna y maravillosa forma terminó la emisión del programa “Audiencia abierta” que, cada sábado, dedican La 1 y Canal 24 horas a la Familia Real: “Terminamos con una sonrisa, Audiencia Abierta salió el miércoles en “El Jueves”. La legendaria revista satírica, en su sección “Abierto en canal”, recuerda que todas las semanas hay un programa en TVE que se dedica a hablar durante media horaza del rey. “El medievo en tu salón”, reza el subtítulo. Seis viñetas en las que la publicación gráfica describe, bajo su peculiar lupa humorística, su visión ácida y crítica del rey, su actividad, la monarquía y este programa. Siempre es bien recibida la crítica, sobre todo si se hace desde el humor, el ingenio, la gracia y la sátira. Gracias compañeros. Ya sabéis os vemos y os seguimos”.

Así que sigo. Viva el rey que hoy elogia “El Jueves” cuando hace unos años consintió su secuestro; que elogia el humorismo días después de que una jueza condenara a “Mongolia” porque Ortega Cano resultó ser un viejo torero incapaz de torear su propia caricatura; que es menos servil con la monarquía que los monárquicos; que defiende la libertad de expresión aceptando que se haga humor con su figura, digan lo que digan jueces y leyes; que está más preocupado de que su real persona tenga los pies en la realidad que en la realeza; que saluda a humoristas y dibujantes; que despeja caminos para que transiten libres la parodia y la sátira; que se complace con el bufón poco complaciente que no busca su risa sino la del pueblo soberano; que asume la mayoría de edad del pueblo para gobernarse y reírse de lo divino y de lo humano, de lo sublime y lo prosaico, de Dios, de la patria y el rey.

24/3/18

UNA TELE A TUS PIES


Escribir un libro, tener un hijo y plantar un árbol está bien. Pero la vida buena y feliz estriba en tener un libro, conocer un amigo gay y disponer de una cadena de televisión.
                  
Teniendo un libro puedes avisar a tus allegados para que no estropeen fiestas y aniversarios cayendo en la tonta redundancia de regalarte otro. Un libro (ojo: solo uno) es el mejor parapeto para que no te disparen con más libros.

Conociendo un amigo gay puedes decir todas las barbaridades homófonas que te pida tu propia crapulencia: si te acusan de homofobia, lo niegas aduciendo que tienes un amigo gay. Un amigo gay es el mejor parapeto para disparar barbaridades.

Disponiendo de una cadena de televisión ya eres el rey del mundo. No es necesario que sea de tu propiedad, basta que esté a tu servicio. Es el mejor parapeto para todo.

Pongamos que eres presidenta de una comunidad autónoma, pongamos que descubren algún problemilla con tu expediente académico, pongamos que hablo de Madrid. Puedes optar por no comparecer en el pleno de la Asamblea, entrar por la gatera para esquivar a las cámaras, y no responder a las preguntas para evitar a los medios. Pero luego no podrás contrarrestar tanta huida con un comunicado y un vídeo en Periscope. Y menos si Buenafuente, Wyoming y Dani Mateo (qué dañino es el humor) atizan el escándalo en directo con sus bromitas desde las cómodas poltronas de su programa diario en una empresa privada. Una tele a tu servicio es aquí muy útil. Media hora al teléfono en “El cascabel” de Trece, donde no tienes que hacer nada porque ya te lo dan todo hecho, es el mejor parapeto para simular que das la cara y no hay nada que ocultar.

¿Y si corres peligro de que te reprochen que tus palabras vacías cansan, o que tus discursos no dan esperanza y disparan contra ese momento histórico en que España empezaba a caminar libre de aquel Caudillo por la gracia de Dios? Puedes utilizar la Misa de La 2 como Juan Antonio Reig, obispo de Alcalá, de parapeto para disparar contra el mal que trajo a España la Movida (recordemos: Transición=bueno, Movida=malo), y ser tú quien lamente que “En España estamos cansados de palabras vacías, de discursos que no vivifican la esperanza”.

O sea, que un libro y un amigo gay molan, pero como una tele a tus pies no lo hay. Y si no hay que rendir cuentas ante nadie porque unos amigos te pagan la ronda, mejor que mejor.

23/3/18

AZUL TIZA

No despreciemos a Josie. De acuerdo, contemplando sus intervenciones en “Zapeando” no vamos a aprender lo que nos cuenta Mary Beard sobre Julio César ("Julio César", en Movistar+ desde ayer jueves). National Geographic está emitiendo un documental interesantísimo sobre las investigaciones en Tanzania de la primatóloga Jane Goodall. No, Josie no nos va hablar sobre eso. Aunque Odisea ya no es lo que era tras su preocupante proceso de canalhistorización, aún es posible encontrar un reportaje sobre Charles Lindberg que supera en interés a los análisis de moda de Josie en la Sexta. Tayfun Altibas nos enseña en “Cocina turca” (Canal Cocina) a preparar un hünkar beendi de forma que las lágrimas de emoción, las secreciones salivales y los jugos gástricos forman un continuo de felicidad. Michael Portillo va a cruzar los EE.UU. armado con una guía de ferrocariles publicada en 1879; recorrerá las rutas de dicho libro y lo contará todo en el canal Viajar. No, viendo a Josie en “Zapeando” no aprenderemos a cocinar nada ni sabremos de ningún lugar del que no supiéramos antes. A la misma hora de sus intervenciones, cadenas generalistas como La 2 nos hablan sobre aspectos poco conocidos de la India, y cadenas de noticias como Canal 24 Horas nos dan información sobre las últimas manifestaciones contra de la ofensiva subida del 0’25% de las pensiones o sobre el vigésimo candidato fallido del independentismo catalán para presidir la Generalitat.

Vale, es verdad, viendo a Josie no vamos a aprender nada de esto. Pero el otro día, justo en el momento en el que la siesta me vencía gracias al arrullo de “Zapeando”, Josie describió el color del vestido de alguna famosilla como “azul tiza”. ¿Azul tiza? Sé lo que es una tiza azul, pero no sé lo que es un azul tiza. ¿Quizá un azul del color de las tizas azules? De las tizas azul tiza, quiero decir. De acuerdo, Josie no es Mary Beard, pero la aportación del estilista me espabiló por un momento y la siesta tuvo que aplazarse cinco si es que no diez segundos.

22/3/18

CÁRDENAS Y EL ORDEN DE LOS FACTORES


Javier Cárdenas no sólo viola los principios de la dicción, de la deontología periodística y del buen uso del dinero público. También viola los principios de la aritmética, al menos aquél que dice que el orden de los factores no altera el producto. Sí, sí que se altera si el peor presentador de la televisión nacional en los últimos cincuenta años anda por medio. No es lo mismo “Hora punta” a las 10 de la noche y “Cuéntame cómo pasó” casi a las 11, que “Cuéntame cómo pasó” a las 10 de la noche y “Hora punta” a las 11 y media. No es lo mismo tener que esperar hasta casi la 1 de la mañana de un jueves para que termine una película como “Fuego cruzado” por culpa de que se ha emitido después de “Hora punta”, que poder empezar a ver esa misma película a las 10 de la noche gracias a que “Hora punta” se va a emitir después.

Lo ha reconocido el propio Defensor del Espectador de RTVE en su informe relativo al cuarto trimestre de 2017. Las quejas de los españoles han aumentado; en especial, sobre los programas; dentro de los programas, en especial, sobre su contenido; dentro de su contenido, en especial, sobre los de producción propia; dentro de los de producción propia, en especial, sobre el programa de Cárdenas. Denuncian que al presentador no se le entiende al hablar; que cuando se le entiende, lo que dice no tiene interés; que cuando tiene interés, incurre en un amarillismo que roza la ictericia. Pero los espectadores ya se han rendido y están dispuestos a negociar. Si en anteriores informes se exigía la desaparición del bodrio, ahora se suplica que al menos se emita después del programa principal de la noche y no antes.

A enemigo que huye del prime time, puente de plata. “Hora punta” a una hora valle sería la mínima justicia poética que los espectadores de TVE nos merecemos. Tras tanta violación de principios, nadie se iba a enfadar si Cárdenas empieza a violar finales. Finales de la noche. Muy muy al final. La hora en la que empieza a amanecer sería el momento perfecto.

21/3/18

POLIFEMO EN MANHATTAN


El vino que Ulises regaló al cíclope Polifemo era el vino que Marón, sacerdote de Apolo, había regalado al héroe como agradecimiento por haberle salvado la vida tras el saqueo de la ciudad de Ísmaro, en Tracia (donde hoy se produce un buen vino), poco después de salir de Troya. En la película “Ulises”, protagonizada por el gran Kirk Douglas, Polifemo, agradecido también por el regalo del vino, decide comerse a Ulises en último lugar: “Valiente griego, tú me has enseñado lo que hay dentro de esos granillos rojos; en agradecimiento, te comeré el último”. En la “Odisea” de Homero, Polifemo dice que a Nadie (Ulises) se lo comerá el último, después de sus compañeros, y ese será el don hospitalario que le ofrezca. Sheldon Cooper, nuestro físico teórico favorito, dice en “Big Bang”, como un cumplido hacia Amy, que en caso de necesidad a ella la comería la última. Y hasta en la horrible película “Comando”  el excoronel de las Fuerzas Especiales del ejército de los Estados Unidos John Matrix (interpretado por Arnold Schwarzenegger), un tipo que en noventa minutos mata a ciento cuarenta y seis personas, es capaz de decir a uno de los malos: “Me caes bien, a ti te mataré el último”, una frase inspirada (o no) en el canto IX de la “Odisea”. Así que matar el último a alguien, ya sea por agradecimiento, hospitalidad, amor o porque nos cae bien, puede ser algo bueno.
   
Si todavía no ha visto “Manhattan” (TCM), la maravillosa película dirigida, coescrita y protagonizada por Woody Allen, debería hacerlo antes de querer comerse a Allen, arrancar sus estatuas, quemar sus películas o borrar su nombre de la lista de los grandes artistas. Las acusaciones de abusos sexuales cometidos por Allan Stewart Königsberg (más conocido como Woody Allen) han levantado la veda no sólo contra Allan Stewart Königsberg, sino también contra Woody Allen, de forma que los que ayer le idolatraban, hoy le desprecian; los que ayer suplicaban trabajar con él, hoy huyen de su lado; y los que ayer se hacían fotos con su estatua en Oviedo, hoy quieren que esa estatua sea derribada como la de Sadam Husein en Bagdad. No sé si seremos capaces de distinguir entre Allan Stewart Königsberg y Woody Allen, ni si será posible ver “Manhattan” sin ver a Dylan Farrow en la cara de Tracy, pero al menos podríamos ser como Polifemo, Sheldon o John Matrix y decidir comernos el último a Woody Allen. No es por tener un poco de fe en las personas, como Tracy le dice a Isaac al final de “Manhattan”, sino por “Manhattan”.

20/3/18

VERDADERO TAMBIÉN ERA EL ULTRAJE


Como en la pintada esa de “Tonto quien lo lea”, quien lea esto es una persona pesada, cargante y aguafiestas. La culpa es suya si insiste en leer artículos que dicen las mismas cosas. Qué insistencia machacona: venga a leer que TVE hace mal su trabajo, que sus informativos son tramposos, que confunde el servicio público al ciudadano que paga con un cortijo al servicio del directivo que cobra. Es un ser empeñado en leer hoy esto: “Informe Semanal” utilizó con tal descaro el reportaje “En memoria de Gabriel” para defender la prisión permanente revisable, y dio tal protagonismo al ministro Zoido, que parecía un panegírico gubernamental a la prisión permanente revisable con una larga, negra y desafortunada introducción. Y esto: La 1 repuso “Maestros de la costura” el sábado por la mañana para no aburrir informando en directo de las masivas manifestaciones por las pensiones, que para eso está laSexta. Ya ven qué empeño tonto en leer todo el rato lo mismo. Lo mismo salvo las circunstancias, la hora y uno o dos nombres propios.

Quien escribe esto es una persona pesada, cargante y aguafiestas. La culpa es suya si insiste en escribir artículos que dicen las mismas cosas. Qué insistencia machacona: venga a leer que TVE hace mal su trabajo, que sus informativos son tramposos, que confunde el servicio público al ciudadano que paga con un cortijo al servicio del directivo que cobra. Es un ser empeñado en escribir hoy esto: “Informe Semanal” utilizó con tal descaro el reportaje “En memoria de Gabriel” para defender la prisión permanente revisable, y dio tal protagonismo al ministro Zoido, que parecía un panegírico gubernamental a la prisión permanente revisable con una larga, negra y desafortunada introducción. Y esto: La 1 repuso “Maestros de la costura” el sábado por la mañana para no aburrir informando en directo de las masivas manifestaciones por las pensiones, que para eso está laSexta. Ya ven qué empeño tonto en escribir todo el rato lo mismo. Lo mismo salvo las circunstancias, la hora y uno o dos nombres propios.

Quien no tiene culpa es TVE. Y mientras se lo permitamos seguirá haciendo lo mismo. Lo mismo salvo las circunstancias, la hora y uno o dos nombres propios.

19/3/18

¡MUCHA MIERDA!


“Supervivientes” ha vuelto. Qué bonito reencuentro. Qué reconfortante vuelta a la rutina. Qué tranquilidad da saber que si pones Telecinco te vas a encontrar con las mismas degradantes porquerías de siempre, las viejas estupideces habituales ya conocidas, las mismas insustanciales caras de la ganadería de la casa que la cadena tan sabiamente baraja cada trimestre en diferentes variaciones, combinaciones y permutaciones que permiten a sus seguidores vivir en un emocionante tiovivo que no para de dar vueltas por los mismos lugares ya vistos, presenciar las mismas trifulcas ya vividas, sorprenderse al encontrarse las mismas alianzas, traiciones, enfados y reconciliaciones. Así somos los seres humanos, desde niños nos gusta que nos cuenten una y otra vez el mismo cuento antes de dormir.

Por eso este primer trimestre del año fue horrible. El fracaso del último “Gran hermano” del trimestre anterior obligó a Telecinco a llevar su ‘irreality show’ al taller de reparaciones. Tres meses sufrimos de síndrome de abstinencia al quedarnos sin el “GH VIP” que la cadena tenía previsto para este tiempo, y que finalmente no pudo distribuir en esas dosis de cuatro horas en vena que tanto éxito tienen. Todo Telecinco se resintió, “Sálvame” incluido. Sin la gasolina que habitualmente usa para atizar las calderas de su infierno, tuvo que recurrir a parasitar contenidos de “Operación Triunfo” de la competencia, y, mucho peor, esta última semana acabó sustituyendo su lamentable crónica rosa habitual por una crónica negra aun más lamentable sobre la terrible muerte del niño de Níjar.

Pero desde el jueves “Supervivientes” habita entre nosotros. Volvemos a la normalidad. Una normalidad degradante, triste y estúpida, pero normalidad al fin y al cabo. Por eso, lo menos que podemos hacer los hombres y mujeres de buena voluntad es felicitar a Telecinco y desearle, de todo corazón, que su espectáculo produzca, recoja y proporcione ese el combustible que el negocio necesita para subsistir: ¡enhorabuena y mucha mierda!

18/3/18

EL HOMBRE PUSO NOMBRE A LAS BORRASCAS


Aunque aún es marzo, apostaría a que el premio a la tontería más gorda del año se lo va a llevar la nueva costumbre de poner nombre a las borrascas. “Hoy se espera la llegada de Félix a las costas gallegas, una borrasca que recorrerá la península causando precipitaciones que serán de nieve a partir de los mil metros” dice Roberto Brasero en Antena 3, para referirse después a los restos que quedan de Gisele. La decisión de poner nombres propios a los huracanes tropicales estaba justificada por la necesidad de distinguirlos en la información de medidas preventivas y de seguridad que se transmitían a la población. Pero, venga ya, al habitante de Albacete ni le va ni le viene nada en que sea Félix o Gisele la que está lloviendo encima de él en este momento.

Más que por motivos referidos a la comunicación pública, esta nueva moda parece añadir su humilde granito de arena al infantilismo, la cursilería y el afán por convertir todo, incluso el tiempo atmosférico, en una “historia de personajes”, en un cuento para niños. Tras “El tiempo” en Telecinco cabría un breve “El tiempo – El debate”, en donde Sandra Barneda moderara una breve charla entre exconcursantes y familiares de Gran Hermano acerca de Emma, Félix y Gisele. Sería el puente perfecto entre las crónicas de sucesos de los informativos de David Cantero e Isabel Jiménez y las crónicas de excesos de “Sálvame”.

Y abriría el campo para poner nombre a todo lo demás en los informativos televisivos. Epidemias de gripe: “la epidemia Carlos se ha cobrado ya doce vidas en lo que va de año en la comunidad de Madrid”. Cosechas: “los tomates de la cosecha Asunción de esta primavera son especialmente sabrosos”. Atascos de tráfico: “la DGT ha informado de la formación del atasco Ramón a la entrada de la A-6 a la altura de Las Rozas, la misma zona que la semana pasada sufrió las consecuencias del atasco Maribel. Pobre del que esté atrapado en el atasco Ramón con una gripe Carlos en el momento en el que empieza a llover la borrasca Félix.

17/3/18

SÓLO ES LEGAL "HUMOR AMARILLO"


A ver si lo he entendido, señora jueza: no se puede hacer ninguna broma sobre nadie en un medio público. Ninguna caricatura, ningún fotomontaje, ninguna imitación, ningún chiste ni burla en donde aparezca alguien con nombre y apellidos. Y la multa con la que se penaliza este delito es la cuarta parte de la que se impone como parte de la penalización de un homicidio imprudente. ¿Es eso?

La sentencia de esta semana que ha condenado a la revista Mongolia a pagar 40.000 lereles al siniestro Ortega Cano por un cartel de una candidez casi nívea no sólo ha puesto a dicha publicación al borde del cierre. También ha puesto al borde del cierre al noventa y nueve por ciento del humor en el planeta Tierra, o, al menos, en la parte del planeta Tierra en donde lamentablemente algunos jueces tienen jurisdicción. Se acabaron las increíbles cortinillas de “El intermedio”, se acabó la difusión de cualquier meme en el que se haga un fotomontaje, se acabaron la práctica totalidad de las bromas de “Zapeando” -suponemos que el humor verbal tiene la misma consideración penal que el humor gráfico-. “Ilustres ignorantes”, “La resistencia”, “Late Motiv”, “Loco mundo”, 40.000 pavos cada vez que citéis un nombre propio. El propio “Informe Mongolia” de “Al rojo vivo” estará penado a diario, esta vez con el agravante de reincidencia. “¿Qué necesidad hay de burlarse de la gente para hacer humor?”, preguntó la jueza, demostrando un conocimiento sobre esta materia semejante al que se demostraría al preguntar a un equipo de fútbol “¿Qué necesidad hay de pegar patadas al balón para jugar al fútbol?”.

Tras la condena por el cartel de Ortega Cano, quedan oficialmente declarados ilegales todos los programas de humor salvo “Humor amarillo”, aquel espacio de caídas, tortazos y resbalones. La magistrada y el chino Cudeiro comparten sentido del humor y, a la vista de sus actos, nivelazo intelectual. ¿Qué necesidad hay de hacer humor de Mongolia cuando se puede hacer humor de la China?

16/3/18

LEY DE TRANSPARENCIA


Los tontos en silencio son un peligro: como no dicen nada, pueden pasar por listos. Igual que los corruptos, defraudadores y chanchulleros, que ocultos debajo de la manta pueden pasar por honrados y respetables. Sin duda, que el mundo mejoraría si los tontos hablaran para confirmar que son tontos, y tiráramos de las mantas que esconden corrupciones y mamandurrias.

Cambiando de tema, no sé por qué, pero en RTVE ocultan los salarios de sus directivos. Mejor dicho: no sé por qué, pero los directivos de RTVE ocultan los salarios de los directivos de RTVE. Podría ser que callen y no los desvelen por dejadez o simple despiste, pero no. Están haciendo todo lo posible por evitar que el salario público pagado con dinero público a trabajadores públicos que realizan un trabajo público para ofrecer un servicio público en un organismo público se haga público. Es raro porque está claro que a estos directivos les encanta lo público. De hecho, todas las veces que aparece la palabra “público” en la penúltima oración les parece bien excepto la última, que prefieren sustituirla por otras palabras como “privado”, “oculto” o “secreto”.

Y en esas estamos. Por eso, los directivos de RTVE anuncian que continuarán gastando dinero público en presentar otro recurso de apelación contra la sentencia del Juzgado Central de lo Contencioso Administrativo que no da la razón al anterior recurso que ya habían presentado contra la contundente resolución emitida por el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno, que obligó a estos directivos de RTVE a hacer público cuánto dinero público cobran los directivos de RTVE, con lo que este organismo público independiente encargado del acceso a la información le dio toda la razón a un solitario ciudadano que, amparado por la Ley de Transparencia, había pedido a los directivos de RTVE que explicaran qué dinero público cobran los directivos de RTVE, pero que se encontró con que los directivos de RTVE le pusieron mil pegas para no revelarle cuánto dinero público se embolsan los directivos de RTVE.

Ah, sí. También hay quien dice que vale más parecer corrupto, defraudador o chanchullero que abrir la boca y confirmarlo.

15/3/18

¡PI ES TRES EXACTAMENTE!


—¿Cuál es su personaje de ficción favorito?
Homer Simpson.
Es la última respuesta que Stephen Hawking dio a la última pregunta planteada en la última entrevista que concedió a TVE. Fue hace poco, solo año y medio, pero usted no lo recordará. Es normal: Hawking no cantaba ni cocinaba ni bailaba ni cosía, por eso, aunque él tuvo la deferencia de conceder una deliciosa entrevista a “Órbita Laika” (ese solitario programa de divulgación científica que TVE emite a trompicones, no nos vayamos a malacostumbrar a entender racionalmente el mundo), TVE lo relegó a La 2. La 1 es para cosas importantes, como el triste show diario de Cárdenas.

Afortunadamente, Hawking encontraba la forma de visitarnos haciendo divertidos cameos en grandes series. Salió en “Star Trek” y en “Big Bang Theory”, aunque aquí preferimos “Los Simpson”, serie por la que millones de personas, millones de niños, le conocieron. Igual que conocieron a sir Isaac Newton, quien visita Springfield más que el propio Hawking: lo trae al presente el doctor Frink en una máquina del tiempo que, sin electricidad, solo transporta sus piernas (“Historia de dos ciudades”), se le aparece a Homer cuando que se da un golpe en una cabina telefónica (“La última tentación de Homer”), Frink le tira un manzanazo a su busto (“Frink Gets Testy”, aún no emitido en España), sale desnudo dentro de la película “Love, indubitably” que ve Homer (“El amor es una cosa hecha añicos”), y Lisa explica cómo ya los abusones le hacían la vida imposible a él y a Galileo (“Hasta lueguito, cerebrito”). Precisamente en este capítulo, Frink capta la atención de su audiencia gritando una terrible inexactitud científica: “¡Pi es tres exactamente!”.

¿Coincidencias de Hawking con Galileo y Einstein? Eso no es nada. Hawking murió el día de pi. Firmó por última vez de su puño y letra en 1979 para asumir la misma cátedra de Matemáticas en Cambridge que ocupó Newton tres siglos antes. Con él compartió visitas a una serie protagonizada por su personaje de ficción favorito: un tipo que nos enseña a amar la vida en una serie que nos enseña a amar la ciencia. Ah, y que nos recuerda que pi no es tres exactamente ni de coña.

14/3/18

PUEBLO DE DIOS


Estudiar iconos ortodoxos podría ser un solemne peñazo porque, ¿qué evolución puede apreciarse en un arte cuyos códigos y técnicas se han mantenido invariables durante siglos? ¿Qué rasgos diferenciadores pueden adivinarse en un género cuyos autores se someten a la norma y desean con todas sus fuerzas el anonimato? Y sin embargo, al observarlos, uno es consciente de la ventana a la infinitud, de la ruptura del continuo espacio-temporal, en definitiva, de la fuerza divina contenida en tan pequeño espacio de madera recubierta de esmaltes y dorados. Sólo Kubrick con su monolito de “2001: una Odisea del espacio” fue capaz de sintetizar plásticamente una idea de Dios equiparable, aunque, todo hay que decirlo, con mucho menos brilli-brilli.

Después de más de veinte años, he entendido que La 2 alberga su propia versión del icono bizantino, una teofanía cotidiana que cada tarde abre las hojas de su tríptico para acercarnos al Sumo Creador. Ese pedazo de madera sagrada no es otro que “Saber y Ganar”, el único espacio televisivo que, más allá del aspecto inmarcesible de su presentador y la voz grave y celestial que le acompaña, ha mantenido invariables desde el principio sus códigos de realización televisiva, sus tiros de cámara, sus mismas secciones, sus innecesarios rituales ortodoxos en los que los concursantes deambulan por el decorado para recibir un sobre de manos de Pilar Vázquez erigida en vestal oferente, y hasta sus propias formas de salutación codificadas que hallan en el “bienvenido-bienhallado” el equivalente del “Ave María Purísima-sin pecado concebida”.

Mi conversión a la fe es tan poderosa y sincera que acabo de fundar una rama integrista y protestaré enérgicamente por cada cambio de decorado y cada mínima modificación en las infografías de “Saber y Ganar”, cambios que no son sino obligaciones impuestas por sanedrines y jerarcas televisivos erigidos en nuevos mercaderes del templo que nos alejan de los decorados originales de 1997 y, con ello, de la ortodoxia. La televisión habrá desarrollado sus modas, sus escuelas de pensamiento, sus grandeshermanos, sus operacionestriunfos, sus masterchéferes y sus famaabailares, pero todos esos ídolos de barro están llamados a no perdurar. Cuando Jordi Hurtado se asoma a la planicie de la pantalla, es la eternidad quien nos habla (Hurtado fue un día la voz de Epi en “Barrio Sésamo”). Cuando los falsos profetas afirman que “Saber y Ganar” huele a naftalina, niegan la verdad revelada: “Saber y Ganar” es el último programa religioso que queda en la televisión y Sergi Schaaf es dios. ¡Viva la iconodulia!

13/3/18

VIVA LA MUERTE


Éxito arrollador de “Viva la vida” dedicado a la muerte. Ay, qué mal suena eso. A ver así: la muerte da a “Viva la vida” sus mejores datos. Tampoco. Probemos de otra forma: “Viva la vida” alcanza con la muerte su máxima audiencia histórica. Nada. El cortocircuito neuronal sigue ahí y se diga como se diga sigue sonando mal. Es como hablar del éxito de un programa sobre la vida que se llamara “Viva la muerte”. Le puedes llamar oxímoron para que suene elegante, pero solo es una brutalidad.

El domingo a mediodía fue como para echar a correr: la Guardia Civil encontró el cuerpo sin vida del niño almeriense desaparecido, lo llevaba en el coche la pareja de su padre. Comienza la carrera y las cadenas de televisión, en efecto, echan a correr. Todas hacia la desgracia. Puede gustarnos o no esta carrera camino de Oregón en busca de la noticia prometida, pero es lo que tienen que hacer. Es ese momento intenso en que se están preparando los telediarios de mediodía y la actualidad manda. Los informativos se rehacen y se adaptan a la triste realidad. A los españoles se nos encoge el alma.

Después de una noticia tan terrible, seguir con la programación de tarde como si nada parece un ejercicio de insensibilidad. Cada cadena toma su decisión, y Telecinco, con buen criterio, opta por eliminar su tarde de cine, batamanta y palomitas. Es demasiado arriesgada la pirueta necesaria para saltar desde la desolación de la actualidad informativa hasta la frivolidad de una comedia romántica que tiene el valor de titularse “La pesca del salmón en Yemen”. Lo único que hay que hacer para salvar la tarde es emitir en su lugar algo que sea siquiera un poquito mejor, menos estúpido, no tan grimoso. Casi hubiera valido cualquier cosa. Menos lo que hicieron.

El domingo por la tarde, Telecinco adelantó dos horas la emisión de “Viva la vida” para hablar de la muerte. No era un programa informativo porque el informativo ya había terminado. Entonces, ¿qué era? Díganmelo ustedes, ¿qué macabro género televisivo inventó Toñi Moreno cuando dedicó “Viva la vida” al asesinato de un niño que la Guardia Civil acababa de encontrar muerto?

12/3/18

¿SE PUEDE ESCAPAR DE LA MUERTE?

No. Ésta es la respuesta corta. Si a usted este asunto le interesa lo justito, y se da por satisfecho con una respuesta monosilábica, puede dar por terminada la lectura de la columna y continuar con sus afanes diarios.

La respuesta mediana es la siguiente: los productos detox son un timo y no añaden nada a la eliminación de toxinas que ya realizan el hígado y los riñones; los productos antienvejecimiento son un fraude; la cirugía estética rejuvenecedora es un índice de lo trastornada que está nuestra sociedad; la medicina personalizada y sus promesas de una atención individualizada basada en nuestro ADN terminan recomendando al 99% de los pacientes que no fumen, hagan ejercicio y coman frutas y verduras; las dietas para adelgazar tienen un efecto de mediana intensidad a corto plazo y ningún efecto a largo plazo; los productos bio, orgánicos y eco-friendly son un timo; la alimentación vegana, un esnobismo identitario; la limpieza de colon, un fraude; el drenaje linfático, un fraude; la crioterapia… ¿lo adivinan? sí, un fraude.

Para obtener la respuesta larga ya hay que ver la fantástica serie documental “Guía para escapar de la muerte”. Aquí la han titulado “Desmontando terapias” -¿por qué?- y se encuentra en Movistar+. De forma brillante, el profesor Timothy Caulfield -autor de “¿Se equivoca Gwyneth Paltrow en todo?” jajaja- desvela a lo largo de seis capítulos el rollizo negocio que rodea a “lo natural”, “lo alternativo” y “la nueva ciencia” en el campo de la salud -desde empresas que te ofrecen el vino que encaja con tu ADN hasta clínicas donde te tratan de todo tipo de afecciones con células madre provenientes de manzanas-, así como la empanada mental que arrastran sus seguidores y el papel de las celebrities en su difusión. Son en total cuatro horas y media de desarrollo de una pregunta que se contesta con un monosílabo, pero una forma deliciosa e inteligente de emplear cuatro horas y media del tiempo que nos queda antes de morirnos es escuchar a Caulfield demostrar cómo ninguno de los timos antes citados van a alargar nuestra vida ni siquiera cuatro horas y media.

11/3/18

SHOW


Antes de que existiera la televisión, ya existía la televisión y se llamaba “hipnosis”. Faltaban los rayos catódicos y las antenas en los tejados y las pantallas en los salones de las casas, pero desde finales del siglo XVIII ya se empezó a practicar la esencia de la televisión, que no tiene que ver con su dimensión técnica sino con su carácter de engaño compartido, de ceremonia de seducción teatral tanto más verdadera cuanto más implícitamente sepan los participantes que todo lo que está ocurriendo es falso. Porque todo, absolutamente todo lo que pudimos ver el pasado viernes en el “Hipnotízame” de Antena 3 fue un engaño. Manel Fuentes lo sabe. Jandro lo sabe. Todo, cada minuto, cada trance de Mariló Montero, cada cara que Inma del Moral ponía al ver a la gente desnuda -¿de verdad, Toussaint? ¿de verdad haces en el siglo XXI hipnosis mediante la que se finge estar viendo a la gente desnuda?-, cada aspaviento de Mario Vaquerizo era mentira, una mentira, sin embargo, completamente redimida por el deseo de todas las partes implicadas -la más importante, los espectadores- de hacer como que se la creen.

Y así, el hipnotizador hace como que no sabe que lo que está haciendo es falso. El hiptonizado hace como que no sabe que el hipnotizador hace como que no sabe que lo que está haciendo es falso. Hasta que finalmente el espectador hace como que no sabe que el hiptonizado hace como que no sabe que el hipnotizador hace como que no sabe que lo que está haciendo es falso. Los tres saben perfectamente lo que está sucediendo, pero se ajustan con exactitud a un guion que no por implícito está menos premeditado, acordado por hipnotizador, hipnotizado y espectador desde hace doscientos años. Fuentes y Jandro son profesionales. Saben que las ceremonias no se juzgan por ser verdaderas o falsas sino por ejecutarse bien o mal.

La hipnosis en televisión convierte a la televisión en metatelevisión. Fascinación. Sueño. Mentira. Catarsis. Cutrerío. Televisión cien por cien pura. Show.

10/3/18

¿DÓNDE SE HABRÁ METIDO ESTA MUJER?


Nos gusta cuando paráis porque estáis más presentes, y no estando en la tele, vuestra voz más nos toca. Hoy no hablamos de cadenas ni de programas, hablamos de personas. Hablamos del 8 de marzo: de lo que fue la tele que no fue, de cuánto puede moverse algo cuando todo se para, de lo que las ausencias muestran, de lo útiles que son los silencios para que oigan incluso quienes no quieren escuchar.

Parece que los ojos se nos hubieran volado, y parece que Atenea os abriera la boca. “La mañana de La 1” sin María Casado, “Saber vivir” sin Macarena Berlín, “Amigas y conocidas” sin Inés Ballester. Una TVE que evidencia que es de todos pero también de todas porque es una TVE sin presentadoras y además sin técnicas de sonido, sin camarógrafas, sin editoras, sin mezcladoras, sin documentalistas, sin productoras, sin redactoras; una TVE sin “La mañana de La 1”, sin “Saber vivir”, sin “Amigas y conocidas”, y sin “España directo” y sin “Aquí la Tierra”. Susanna Griso y las mujeres de su equipo junto a millones de mujeres en la calle mientras Albert Castillón presenta “Espejo público” para contarlo desde el plató. Pelayo Díaz en lugar de Carlota Corredera en “Cámbiame”, Hilario Pino en lugar de Helena Resano, y José Yélamo en lugar de Cristina Saavedra en “laSexta noticias”, Roberto Arce en lugar de Carme Chaparro en “Noticias Cuatro”, Iñaki López en lugar de Mamen Mendizábal en “Más vale tarde”. Wyoming sin Sandra Sabatés y sin maquillaje ni peluquería ni autocue ni grafismos ni iluminación. Mara Torres y Pilar García Muñiz aclarando que están en directo por unos servicios mínimos que les comunicaron el día anterior. Ana Rosa Quintana sumándose a última hora a la ola para no verse arrastrada, pero sumándose con todas las consecuencias, y dejando a Telecinco sin “El programa de Ana Rosa”. Series como “Cuéntame cómo pasó”, “Las chicas del cable”, “Amar es para siempre”, “El secreto de Puente Viejo”, “Cuerpo de élite” o “Allí abajo” con los rodajes parados. Canal Sur entero que deja de emitir y se va a negro. “No quiero ni machismo ni feminismo porque no me gustan las polaridades”, desentona una voz de “La Voz”.

¿Qué hace aquí esta programación patas arriba? Me compré televisor, ¿para qué? Estas cosas me irritan, no me gustan. ¿Dónde se habrá metido esta mujer?

9/3/18

TIME'S UP PARA LAS PRESENTADORAS


Si no lo digo, reviento: no estaría mal que todas las cadenas que tanto presumieron ayer de su apoyo al 8-M empezaran a mostrar en pantalla, como presentadoras de sus informativos y magacines, a mujeres de todo tipo de edades, constituciones físicas, índices de masa corporal y estilos de vestir, como de hecho hacen con los varones que presentan informativos y magacines. El día de ayer marcó una jornada histórica también en el ámbito televisivo: jamás las cadenas habían competido tanto por demostrar que apoyaban una movilización ciudadana. Todo se volvió de color morado. Todo se llenó de lazos. Pero llega el 9-M y no parece que tanta exaltación del feminismo-de-entrega-de-los-Oscars vaya a reducir una milésima los curiosísimos sesgos que las figuras públicas de las cadenas tienen en función de sus sexos.

Ya me he calentado. Vamos a decir nombres. Si Antonio García Ferreras -51 años, alto índice de masa corporal, no particularmente agraciado- fuese mujer, no estaría presentando “Al rojo vivo”. Así de claro. Si invirtiéramos los atributos físicos de Matías Prats y Mónica Carrillo, no estarían presentando las noticias del fin de semana en Antena 3. La posibilidad de que una mujer como Pedro Piqueras presente los informativos de Telecinco es igual de pequeña que la que tiene Wyoming de que pongan como copresentadora de “El intermedio” a una periodista sesentañera y fea a rabiar como él. Da exactamente igual que la cadena tenga una línea editorial más conservadora o más progresista. Miren a Pablo Motos y a Pilar Rubio en “El hormiguero”. Miren la plantilla de presentadoras de los informativos de La Sexta y díganme si representan a las mujeres reales de todo tipo de físicos y edades que viven en nuestro país.

Mientras esto no cambie, cualquier apoyo al feminismo desde estas cadenas será sospechoso de demagógica estrategia de márketing, particularmente cínica al promover de hecho y con falsa conciencia lo que de palabra se dice que se combate. También aquí tiene que llegar el Time’s Up. Ufff, qué a gusto me he quedado.

8/3/18

Y HOMBRES Y VICEVERSA


¿No sería el mundo un lugar maravilloso, muy muy maravilloso, si hoy, justo en el momento en el que todos los relojes marquen las cuatro de la tarde, las pretendientes y tronistas de “Mujeres y hombres y viceversa” se levantasen en directo de sus sillas y abandonasen tranquilamente el plató? Así, sin dar más explicaciones, o, como mucho, tomando una de ellas la palabra para aclarar que habían estado charlando antes de empezar el programa y habían coincidido en que ya estaba bien de tanto conservadurismo rancio en los roles sexuales, pareciéndoles la fecha de hoy una ocasión magnífica para decir que ha llegado el momento de un cambio del que ellas también quieren formar parte. ¿Os imagináis cómo se le quedaría la cara a Emma García, los titubeos nerviosos, el rápido paso a publicidad? Los teléfonos sonando por toda Mediaset... ¿Y la jeta de los pretendientes y tronistas? Seeehhh…

Las huelgas feministas convocadas para hoy, a las que están llamadas todas las mujeres de nuestro país, tienen como objetivo demostrar la imposibilidad de que nada funcione en ningún ámbito -laboral, familiar, social- sin la participación femenina. No sé cómo repercutirá la convocatoria en la programación de televisión. Es probable que no veamos a Pedroche, Simón o Morgade en “Zapeando” y que aun así “Zapeando” se emita. A nadie le extrañaría que en “Sálvame” se hiciera algún gesto en defensa de la huelga, que, desde luego, no evitará la emisión del espacio. El único programa de la televisión española que tendría necesariamente que ser sustituido por minutos musicales en caso de ausencia de mujeres sería “Mujeres y hombres y viceversa”. No hay otro. Es en el que la huelga demostraría su mayor éxito.

“Y hombres y viceversa” no puede existir. Pero me temo que el mundo no es un lugar maravilloso, muy muy maravilloso. Lamentablemente, hoy veremos “Mujeres y hombres y viceversa” como cualquier otro día. Al menos, como una deferencia ante la fecha de hoy, ¿podrían Violeta y Rocío no pasarse insultándose la hora larga que dura este bodrio machista?

7/3/18

OXFORD ES ASÍ


La guerra de Vietnam y el discurso feminista (es decir, humanista) de Frances McDormand. El horror de una intervención militar que produjo cientos de miles de muertos y la sonrisa del inmigrante Guillermo del Toro hablando del cine como una forma de acabar con las líneas en la arena. Kissinger, ese tipejo, diciendo que los estadounidenses debían dejar atrás Vietnam, como si fuera posible “desinventar” el napalm, y Jimmy Kimmel, ese cómico tan poco estridente, acompañado por varios famosísimos actores, entrando por sorpresa en un cine y regalando palomitas y perritos calientes (“no disparen sobre los vegetarianos”, gritó Kimmel) a los espectadores. La serie documental “La guerra de Vietnam” (#0) y la retransmisión de la ceremonia de los Oscar 2018. O sea, Estados Unidos de América.

El filósofo Gilbert Ryle negaba que la mente fuera algo que mueve el cuerpo, una especie de “fantasma en la máquina”, porque pensar que la mente es una añadidura al cuerpo es como si alguien, después de visitar todos los edificios de Oxford, preguntara dónde está Oxford. Los que, después de ver los primeros capítulos de “La guerra de Vietnam” (el primero lleva el extraordinario título de “Déjà vu”) y emocionarse con la deliciosa intervención de Rita Moreno en la que la actriz puertorriqueña habló de la música, las matemáticas y el cine como lenguajes universales, se preguntan dónde están los auténticos Estados Unidos de América, cometen el mismo error categorial que el turista que recorre todos los edificios de Oxford sin encontrar Oxford. Las toneladas de mentiras que se amontonaron sobre la guerra de Vietnam y las toneladas de talento que sostienen el maravilloso tinglado del cine no son partes del cuerpo de un país movido por una mente, un fantasma, encarnado en el despacho oval de la Casa Blanca, sino que la guerra de Vietnam y el triunfo de México en los Oscar son una forma de describir las actividades de una máquina, un país, tan fascinante como contradictorio.

No es posible olvidar Vietnam, como pretendía Kissinger. Es imposible no recordar a Frances McDormand poniendo en pie a las mujeres nominadas en todas las categorías a un Oscar. Oxford es así.

6/3/18

INFUSIÓN, EGOLATRÍA


Causa desconcierto lo poco yoísta que es Hornimans. Cabría esperar que el inventor del yoísmo fuera yoísta por encima de todo, fuera el yoísmo a una infusión pegado, un yoísmo superlativo, muchísimo yoísmo, yoísmo tan fiero, que en la bolsa de té fuera delito. Pero no, ni un tantito así.

Empezando por el palabro. ¿Qué hace un yoísta inventando el término “yoísmo”? El yoísmo se centra única y exclusivamente en el yo, va de yo a yo, no hay un tú. Más allá del límite de la piel del yoísta, nada existe; si algo existiera, no podría ser conocido por un yoísta; y si algo existiese y pudiese ser conocido, al yoísta le importaría un bledo y no se tomaría la molestia de comunicarlo, de expresarlo con el lenguaje a otra persona. Las palabras son herramientas sociales, van de yo a tú y de tú a yo, son puentes a otra orilla, flechas de aire, caminos de tinta. El inventor del yoísmo puede ser cualquier cosa: egoísta, egocéntrico, ególatra; pero no yoísta.

Y encima Hornimans hace un anuncio y lo emite por la tele, el mayor medio de comunicación de masas de la historia. ¿Qué sentido tiene? ¿Está tan mal que espera encontrar yoístas viendo la tele? Porque quienes vemos la tele somos, por definición, no yoístas. Y el propio anuncio avisa de que el yoísmo es aislamiento: los yoístas están atrapados en actividades solipsistas tan vacías y aburridas como saludar al Sol en soledad, tumbarse en colchoneta dentro de una piscina solitaria, incomunicarse ignorando los mensajes del móvil, cantar encerrado en la ducha, sentir un masaje sin importar quién lo da ni por qué. El yoísmo trata de pensar lo menos posible en todo para pensar lo más posible en sí mismo. Es un pensamiento que se piensa a sí mismo de segunda regional, un ojo que ignora ser ojo porque tú lo veas y pretende ser ojo porque él se ve, un bostezo ante un espejo.

Solo una cosa más. Antes de retirar esta alucinada campaña publicitaria, Hornimans debería explicarnos cómo encaja una empresa de infusiones el yoísmo en el convenio laboral y las condiciones de trabajo de los putos lunes a primera hora de la mañana.

5/3/18

CONTRA AMAIA ROMERO


Ana Rosa Quintana, Susanna Griso, Amaia Romero. Tres mujeres, tres generaciones, tres formas de enfrentarse al mundo. Tres semanas en la misma semana.

Con una enorme trayectoria profesional, Quintana aún presenta “El programa de Ana Rosa” en las mañanas de Telecinco. Tiene el peso suficiente como para llevar a su programa a Mariano Rajoy. Ninguno hace un favor al otro, cada uno defiende sus intereses, pero hay coincidencias reveladoras. “Volverá a triunfar España, la lógica, la razón y el sentido común”, dice él en su lugar. “No voy a hacer huelga porque entre otras cosas mi función es la de contar lo que pasa y creo que así se ayuda más”, dice ella en el suyo. Son dos piezas de puzzles diferentes que encajan, dos voces en canon. Si Mariló Montero es partidaria de “defender el machismo desde un buen punto de vista”, Quintana es partidaria de defender el feminismo desde un buen punto de vista. Sonará mejor, pero es el mismo calcetín sudado del revés.

Con una gran trayectoria profesional a sus espaldas y ante ella, Griso se consolida presentando “Espejo público” en las mañanas de Antena 3. Tiene la agilidad suficiente como para llevar a una viejita de 92 años a revolucionar el plató hablando de pensiones. Hay simpatía hacia ella, pero no encajan. Griso canta en diferente escala y da lecciones a la anciana: “Pero fíjese lo que pasó en Grecia. Nos lo decía también el secretario del PP, que prometieron subir las pensiones y luego también les pegaron un hachazo enorme en Grecia cuando llegaron al poder”. La lógica, la razón y el sentido común riman con el miedo si se entienden desde el buen punto de vista.

Recién aterrizada, Amaia sabe de dónde viene, cree saber adónde va y no sabe dónde se ha metido. La sobreexposición televisiva la trajo donde está y la llevará quién sabe dónde. Un comentario espontáneo suyo en las redes sociales tiene más repercusión y puede cambiar el mundo más de lo que cree: “Los chicos en su camerino tienen tele con Play y nosotras no tenemos una mierda”. ¿Qué sustituye a la Play? “Un espejo, ¿se puede ser más triste?”. No parece conforme con el mundo que le dejan Quintana, Grisso, Mariló y Rajoy, la muy loca.

4/3/18

NO PODEMOS IRNOS

Hay que distinguir entre lo que nos gusta porque se ajusta a nosotros y lo que nos gusta porque nosotros nos ajustamos a ello. El primer caso es el habitual que nos ocurre con libros o canciones. Pero el segundo es el decisivo, y se refiere a esas obras que conocimos siendo jóvenes, entraron con fuerza propia sin que las llamásemos e impusieron su nuevo espacio con una capacidad de convicción ante la que sólo cupo entregarse. No se limitaron a gustarnos, sino que decidieron qué nos iba a gustar en el futuro. En el primer caso, una película nos gusta a nosotros. En el segundo -permítaseme decirlo así-, nosotros le gustamos a la película.

“Un lugar en el mundo” –“Historia de nuestro cine”, La 2, el pasado miércoles, los dioses bendigan este programa- cambió mi vida. No tanto porque me gustara, sino porque yo le gusté a ella. No tanto por su contenido concreto, sino por el contenido de los cientos de películas que elegí ver gracias a que “Un lugar en el mundo” había formado antes mis gustos. “La estrategia del caracol”, “El secreto de sus ojos” -¡la pusieron al día siguiente también en “Historia de nuestro cine”!-, “Guantanamera”. Pero estas tres películas sólo encajaron en unas preferencias que yo ya tenía desde antes. Concretamente, desde que vi “Un lugar en el mundo” en 1992.

“No puedo irme. Cuando uno encuentra su lugar no puede irse”, le dice en su despedida Federico Luppi a su hijo. A veces los lugares no son localizaciones físicas. Pueden ser recuerdos o películas, y vivimos en ellos tanto o más de lo que lo hacemos en nuestra ciudad. Cada vez que los revisamos nos reconocemos ahí como el que ve una foto antigua de sí mismo y se conmueve descubriendo una cierta coherencia desde aquellos orígenes hasta ahora. Total, sólo somos animales en busca de coherencia y significado. Seguimos siendo lo que fuimos, y lo que hacemos es la continuación de cómo nos hicieron. Podemos escoger el arte que nos gusta, pero no el arte al que gustamos. Y cuando uno lo encuentra no puede irse. No podemos irnos.

3/3/18

NARQUIÑOS


Antena 3 ha puesto la diana por donde estaba pasando la flecha. Su decisión de adelantar el estreno de “Narquiños” -perdón, “Fariña”- hace que todo el secuestro judicial del libro “Fariña” quede ahora convertido en la mejor campaña promocional que jamás tuvo una serie de televisión. El efecto Streisand -referido a la difusión extra que registran los contenidos que intentan censurarse en la era de internet- parece una conversación de patio de vecinos en comparación con el efecto Bea Gondar -el exalcalde de O Grove cuya denuncia motivó la prohibición del libro de Nacho Carretero-. No solamente “Fariña” se ha alzado al número 1 de ventas de libros y su edición en pdf ha rebotado por los correos más que el vídeo de la salchipapa; además, el intento de silenciar esta crónica de los negrísimos años del narcotráfico gallego precipitó y amplificó ad infinitum la emisión de un estreno que no estaba previsto hasta dentro de meses, alcanzando los tres millones y medio de espectadores. Chúpate esa, Barbra.

Y es de agradecer el adelanto, porque si “Narquiños” -perdón, “Fariña”-, mantiene a lo largo de toda la serie el nivel de su primer capítulo, estaremos probablemente ante la mejor serie de la historia de la televisión española. Así, como lo oyen. Dirección, guion, montaje, realización e interpretación a niveles que no hemos visto antes en una cadena de televisión generalista en abierto. Una trama impecablemente contada, que consigue mantener al espectador atentísimo -no, no diré “enganchado”- gracias únicamente a la buena factura de las secuencias que se van sucediendo, sin recurrir a ningún exceso tramposo de los que, de Netflix para abajo, todas las productoras utilizan. No es que resista la comparación con “Narcos”, es que gana sin problemas a los gonorreas malparíos hijoeputas, carallo.

Sólo nos queda ahora el ansia y el desasosiego de no saber cuándo podremos ver los capítulos restantes de “Fariña” -perdón, “Narquiños”-. La espera se nos va a hacer larga. ¿No habrá algún otro político del Partido Popular que aparezca en el libro y se anime a volver a denunciarlo?

2/3/18

ESTABA ASÍ CUANDO LLEGUÉ


La situación de TVE… ¿TVE? ¡no aguanto más, lo digo: Cárdenas vuelve a renovar “Hora punta” a pesar de su vocalización, de las polémicas generadas por sus discutibles contenidos y de que sus datos de audiencia siguen por debajo de la media de La 1 y lastra los programas del posterior prime time! ¿Por dónde íbamos? Ah, sí, TVE. La situación de TVE no se debe simplemente a que los informativos acaten descaradamente a la voz de su amo, se debe a que la Corporación se rige por tres tentadoras y peligrosas frases cortas.

Cuando Homer Simpson piensa que morirá por comer pez fugu en un restaurante japonés, deja como legado a su hijo Bart las tres frases cortas que sacarán su vida adelante. Las mismas que sigue TVE y explican su penosa situación actual. Por supuesto la más habitual y dañina es la segunda: “Oh, buena idea, jefe”. Es de dominio público que tanto repetir “Oh, buena idea, jefe” en los informativos, magacines y tertulias causa un gran daño a los profesionales que tienen que decirlo, a la cadena que tiene que emitirlo y a los espectadores que tenemos que verlo y ponernos colorados por consentirlo. Pero hay dos frases más.

TVE recurrió a la primera frase (“No digas que he sido yo”) ante las quejas recibidas por la discriminación y el trato vejatorio y machista que mostró “Telepasión” en diciembre. Justificó que un espectáculo ambientado en “Centro médico” mostraba a las mujeres semidesnudas (mientras los hombres iban tan ricamente) porque imitaba un musical de los setenta: los musicales de entonces eran así, no digas que he sido yo.

Ahora hay quejas porque en la serie animada “Marcus Level” del canal infantil Clan un niño pide una prueba “de verdad” y no cuidar un poni: “¡Eso es cosa de chicas!”. TVE se lava las manos: “Estas series llegan ya dobladas y no tenemos ni el control ni la posibilidad de modificar los guiones o los textos que en los episodios aparecen”. ¿Cuela que TVE no es dueña y responsable de su propia programación?, pues apuntemos esta tercera frase corta que sacará nuestra vida adelante: “Estaba así cuando llegué”.

1/3/18

¡QUÉ BURRO ES EL FEISBU!


El arte debe dedicarse a la belleza y el periodismo a la verdad. Sí, vale, es una simplificación excesiva, una exageración inadecuada. Pero la cosa empeora, y mucho, si le damos la vuelta: ¿qué les parece que los artistas tengan que atenerse a la verdad, y los periodistas deban preocuparse por la belleza? De locos, claro. Pues bienvenidos al mundo al revés, donde por el mar corren las liebres, y por el monte, las sardinas.

Una obra ha sido retirada de una feria de arte contemporáneo porque en vez de titularse “Malvados separatistas golpistas independentistas anticonstitucionales pixelazos en blanco y negro”, se titula “Presos políticos en la España contemporánea”, algo que no debe permitirse porque no se atiene a lo fundamental en una obra artística: respetar la verdad entendida como correspondencia exacta entre las palabras y la realidad a la que debe ajustarse escrupulosamente. Claro que, cuando imbuidos de este principio, recorramos los museos, ¡qué estragos deberíamos hacer! Tiemblen “El jardín de las delicias” del Bosco, el “Guernica” de Picasso y “Las meninas” de Velázquez porque esos monstruos no existen, los animales no son angulosos y la habitación del retrato no era así. Fuera todo antes de que lo vea nadie, por Dios.

¿Y qué me dicen de Gaizka Villate, el periodista de la cadena pública vasca que ya no realiza directos en el “Telediario” por llevar vestimenta inapropiada? En efecto, para que nadie se alarme, TVE achaca su desaparición no a los contenidos de sus crónicas, sino a motivos estéticos, lo que en realidad empeora las cosas. Pone muy nervioso que TVE tenga un manual que en su artículo 2.4.2. dicte algo tan arbitrario y subjetivo como que se tendrán en cuenta el atuendo y la estética del informador en directo para garantizar que el espectador fije su atención en el relato informativo. Como no hay atildamiento en el mundo capaz de garantizar la atención a la noticia, queda al capricho del jefe cuándo aplicarlo. Por ejemplo, aquí.

Y ahora dejémonos de tonterías y dediquemos el resto del día a criticar que una red social censuró una imagen de la treinta veces milenaria Venus de Willendorf por pornográfica. ¡Qué burro es el feisbu!