14/2/18

UN MONSTRUO VIENE A VERME


A pesar de los cambios en los horarios impuestos por la lógica empresarial y la dictadura del beneficio inmediato y hasta la última gota, el domingo sigue siendo el día del fútbol. Por eso los futboleros agradecimos especialmente a La 2 la emisión de la conmovedora película “Buscando a Eric”, protagonizada por el gran futbolista del Manchester United Eric Cantona, a la hora en que los tertulianos pseudofutboleros se dedican a escupirse e insultarse sin medida. Fue un domingo de alivio. Futboleros y no futboleros disfrutamos con una fábula maravillosa que, entre otras cosas, recupera el fútbol como un deporte más que un espectáculo, como una excusa para charlar con los amigos en los bares más que como otro ladrillo en el muro del odio, como un espacio y un tiempo para hacernos mejores personas más que un tiempo y un espacio de malos humores, más como un elogio del sentido y la sensibilidad que una apología del orgullo y los prejuicios. Y, además, en “Buscando a Eric” sale Cantona. ¡Ooh! ¡Aah!

Cantona se presenta en cuerpo y alma ante Eric Bishop, un cartero con mil problemas personales y una serena devoción por el Manchester United. George A. Romero, el director de la originalísima “La noche de los muertos vivientes”, decía que los zombis son monstruos de clase obrera. Del mismo modo, un futbolista como Cantona, peleón, deslenguado, tierno y capaz de pelearse en la grada con un espectador que le estaba molestado, es también un monstruo de clase obrera que vuelve de la muerte como futbolista para moverse con cierta torpeza en el mundo de Eric a la vez que muerde la realidad con consejos que probablemente no aguantarían un asalto en la lucha por la vida pero que, bueno, funcionan. Cantona intenta enseñar a Eric a decir “no”, insiste en que siempre hay más opciones de las que creemos, nos descubre que quien siembra vientos recoge tempestades y, lo mejor de todo, reconoce que su mejor jugada como futbolista del Manchester no fue un gol, y eso que marcó muchos y muy recordados, sino un pase. Un pase delicadísimo, imposible e inesperado que surgió de repente, como quien se sumerge en una bañera y descubre el principio de Arquímedes. Un pase. Cantona, futbolista de clase obrera más allá de todo, nos recuerda que el fútbol es eso, un buen pase al compañero para que remate a gol.  Hay que seguir buscando a Eric. Un monstruo.

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