El que la hace, la paga; al pozo
con él; no la hagas, no la temas; ojo por ojo; ahí te pudras. Por supuesto, la
prisión permanente revisable es mucho más civilizada porque un cuarto de siglo
después de echar la llave te asomas al pozo a ver cómo van las cosas, y eso
lava la conciencia. Así puedes racionalizar y justificar lo que te dictan las
tripas, evitando la molestia de tener que regodearte en tu propia crapulencia,
que diría el Sr. Burns.
¿Cómo que no se debe legislar en
caliente? Lo que no puede hacerse es legislar de otro modo que no sea en caliente.
No se puede hacer y además es imposible porque la televisión es radioactiva. Y
aquí llega el cuento de hoy.
Ni hace tanto ni tan lejos, el
hijo de un reverendo intentaba explicar el origen de las especies sin recurrir
a Dios. Para ello lanzó la hipótesis de la Selección Natural, un divertido
mecanismo ciego en el que los seres vivos, una vez muertos, tenían serias
dificultades para reproducirse lanzando sus semillitas al mundo. Eran los
cambios en las semillitas de quienes sí se reproducían quienes daban lugar,
tras muchas generaciones, a nuevas especies. Pero Charles Darwin, que así se llamaba aquel señor tan mono, tuvo que
enfrentarse a muchos problemas. Por ejemplo, la Tierra debería ser muy, muy antigua
para que diera tiempo a formarse tanta especie tan diferente tan poquito a poco,
pero el gran físico Lord Kelvin demostró
que, según la velocidad de enfriamiento de la Tierra, esta no era tan antigua.
Fue después, al corregirse los datos añadiendo el calor generado por la recién
descubierta radioactividad, cuando se entendió por qué la Tierra, aun siendo muy viejita, no estaba congelada. Así Darwin se salió con la suya, pero no dijo nada
porque ya estaba muerto. ¿Te gustó el cuentito?
Podría legislarse en frío si los
crímenes enfriaran. Pero hemos descubierto una nueva fuente de calor que lo
impide: la tele. No daremos nombres de criminales, de víctimas ni de los carroñeros
televisivos que atizan el fuego para que los casos no enfríen. Todos los
conocemos y son la causa de que la televisión sea radioactiva.
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