Tomografía computerizada, lo último en tecnología para diagnóstico con imágenes. Un equipo completo, dirigido por el Jefe de Diagnóstico por Imagen del Hospital Universitario Quirónsalud de Madrid, al servicio del paciente (Quirón, por cierto, es el nombre del centauro que educó a grandes héroes griegos, como Aquiles o Jasón). Todos los protocolos activados al milímetro para minimizar los riesgos. Absoluta responsabilidad por parte de los médicos e investigadores al realizar su trabajo y exquisito respeto por el paciente. El ingenio humano en acción. Pero el paciente no es un hombre vivo, sino una momia egipcia de época ptolemaica. El cuerpo momificado de Nespamedu, sacerdote del templo de Imhotep en Saqqara y médico personal del faraón. La ciencia moderna no puede devolver a la vida a Nespamedu, que según el Libro de los Muertos ya habrá salido a la luz del día y estará disfrutando del Paraíso de los Juncos. ¿Por qué, entonces, tanto despliegue tecnológico y humano? ¿Para qué tanto esfuerzo? ¿Es justo que, en un mundo en el que tantos seres humanos mueren sin asistencia médica, un hospital dedique sus recursos a estudiar la momia de un señor que vivió en el Egipto de los faraones? ¿No es mejor buscar el remedio a tantas enfermedades que causan dolor, sufrimiento y muerte que encontrar quince delicadas plaquitas con divinidades protectoras egipcias escondidas entre la vendas de la momia de Nespamedu? ¿Podríamos decir que el documental “La historia secreta de las momias: la momia dorada” (La 2) es una apología del derroche de dinero, tiempo y talento, y que la sonrisa de Mari Carmen Pérez Die, jefa del Departamento de Antigüedades Egipcias del Museo Arqueológico Nacional, al descubrir los secretos de la momia de Nespamedu es una falta de respeto a todos los que no tienen al alcance de sus cuerpos vivos, y no momificados y envueltos en vendas, un hospital que les atienda y consuele?
Creo que todos los espectadores nos emocionamos con la diadema que los investigadores encontraron en la frente de Nespamedu porque todos necesitamos los nenúfares de Monet, los versos de Neruda, los acordes de “Let it Be”, los goles de Messi y que alguien descubra que los neandertales realizaron en cuevas dibujos de animales y signos geométricos antes que el Homo sapiens. No sólo de pan vive el hombre, y no es inmoral utilizar tomogafía computerizada para saber más de una momia mientras nuestros hermanos de especie mueren en Siria y en tantos otros lugares. La culpa no es de Nespamedu, así que no dispararemos sobre el pianista para vengarnos de un mundo en el que no siempre hay música.
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