Lo ocurrido alrededor del fotomontaje del Cristo de la Amargura no debería haber llegado a los juzgados, al tratarse únicamente de una grave falta de educación. Falta de educación cometida por la Hermandad de la Amargura contra el joven de Jaén, por supuesto. Es preocupante constatar cómo últimamente proliferan estas faltas de educación y respeto en donde individuos invocan una subjetiva sensación de ofensa para atacar personalmente a quienes no se habían dirigido personalmente contra ellos sino contra unas creencias.
Es un problema de mala educación, no judicial. No sería buena idea liarse ahora en una espiral de denuncias, por lo que nos haya podido ofender a las personas sensatas esta nefasta resolución judicial -además, no existe una Ley de Defensa de los Sentimientos Antirreligiosos que ampare a los que no creemos en supercherías-. Es mucho mejor educar que judicializar, y en eso los medios de comunicación pueden resultar de gran ayuda. Es urgente que la televisión ofrezca con frecuencia a la ciudadanía burlas de las creencias parapsicológicas y sobrenaturales, para que, por pura habituación, vaya descendiendo el narcisista y maleducado sentimiento de ofensa que algunos creyentes sienten hacia la libertad de expresión cuando la ejerce gente que no piensa como ellos. El problema no está en el ofensor sino en el ofendido; y, en este sentido, las parodias que realizaron estos días Wyoming en “El intermedio” y el dúo Edu Galán-Darío Adanti en el Informe Mongolia de “Al rojo vivo” fueron actos puramente educativos. Los creíamos ya innecesarios, pero la actuación neanderthalensis de la cofradía andaluza demuestra lamentablemente que no es así.
Pocas cosas en esta vida son tan risibles como la religión. Y pocas cosas son tan sanas como reírse de creencias irracionales. Es triste e inesperado, pero los que no entienden que los sujetos del respeto son las personas y no las ideas, los que exigen que el Estado vele por sus quebradizas veleidades emocionales, los que nos quieren volver a llevar al paleolítico, han conseguido paradójicamente que la blasfemia tenga hoy en día un alto valor educativo. Hay que practicarla, en nombre de la paz social. Hostia puta.
¡Ojo! Que tampoco es que Homo neanderthalensis fuese por ahí de romería...
ResponderEliminarhttps://grupoarqueologiasocial.wordpress.com/2016/10/20/los-neandertales-iban-de-romeria-a-un-santuario-en-pinilla-del-valle/
Dices, Antonio: "subjetiva sensación de ofensa para atacar personalmente a quienes no se habían dirigido personalmente contra ellos sino contra unas creencias"; pero ni siquiera eso, ¿cómo alguien puede sentir que atacan sus creencias por una imagen, las letras de una chirigota, una drag queen o cualquier otra cosa? Me lo expliquen, por favor. Por si acaso, desde aquí me cago en todos los que están poniendo denuncias de este tipo —o en los casos de "apología del terrorismo" y similares en redes sociales— y en los jueces que no solo las admiten a trámite sino que, encima, fallan a favor de los hp denunciantes.
ResponderEliminarUn saludo
(Sigue) Y hoy, viendo a la representante de la asociación de abogados cristianos hablar sobre la actuación del drag que ganó el año pasado y que ayer "reincidió", me reafirmo: solo puedo desear a esa gentuza, mal llamada " cristiana", que exista el infierno (a ser posible en la tierra) y que lo conozcan desde ya. Hijos de la gran...
ResponderEliminarQue pena, todo lo que se ha adelantado en conocimiento y que lamentablemente exista una gran mayoria creyendo en cuentos de la edad del bronce.
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