Resulta aleccionador ver cómo “OT”
enseña a triunfar sometiendo la voluntad, doblando la cerviz, acatando órdenes.
El signo de los tiempos: todo por un sueño.
Donde hay patrón, no manda
marinero. Para optar a participar en “Eurovisión”, el patrón adjudica a Aitana y Ana Guerra un reguetón que las deja frías. No se oponen, no se
niegan, no dan un portazo y marchan. Eso sería demasiado punk para unos señores
que dicen que Salvador Sobral, ese ser
maravilloso que ganó el festival el año pasado, era punk porque, aunque canta
afinado como enseña Caetano Veloso,
concursó con una canción de verdad que no había sido confeccionada en serie en un
taller de ensamblaje de horteradas prefabricadas. Simplemente ocurrió que las
triunfitas no mostraron ese entusiasmo automático que la maquinaria de un ‘talent show’ exige a sus concursantes
por haberles sacado del arroyo y llevado a la fama instantánea de la tele a
cambio nada. Bueno, nada si no se cuentan las ganancias que produce el gran
negocio que se monta a su costa y que nunca explican a quién beneficia.
Afortunadamente, “OT” recondujo a
las chicas a la sensatez inmediatamente. Los mismos que dicen a los concursantes
esas cosas tan bonitas y falsas como que en el festival “puedes hacer lo que tú quieras”, que “el artista prevalece siempre”, que hay que tener “el valor de ser tú mismo, de encontrar tu
camino”, llamaron al orden a las dos rebeldes para que dejaran las
tonterías y se apuntaran a la versión artística de toma el dinero y corre;
versión que no es tan rentable como la modalidad política que nos enseñan los
informativos cuando visitan los juzgados, pero que tampoco está nada mal.
Así que ahí las tenemos a las dos
ensayando ese tema malo, pasando por el aro malo, tragando el sapo malo. “He dicho muchas veces que empecéis a tomar
las riendas de vuestra carrera artística desde ya”, eso es lo que les
dicen. “He aquí la esclava del Señor, hágase
en mí según tu palabra”, eso es lo que les enseñan. “Pa’ fuera lo malo”, cantan. “Pa’
mala yo”, mienten.
Que malvado, El infierno te aguarda!
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