10/1/18

LA MASTURBACIÓN DE ALFRED


El nivel de hipersensibilidad mema ante los errores de los presentadores televisivos que afectan a los grandes nombres de la cultura es tan, tan, tan, tan  insoportable que creo que ya es hora de poner en su sitio a los que viven siempre pendientes de poner en su sitio a los demás. Jacob Petrus, el presentador del estupendo “Aquí la Tierra” (TVE), se confundió en la retransmisión de la cabalgata de Reyes cuando se refirió a “Alfred” Einstein (¿qué pinta Einstein en una cabalgata de Reyes? Bueno, ¿qué pintan los soldados egipcios, los soldados imperiales de “La guerra de las galaxias” o incluso tres magos con corona?) y no a Albert Einstein. Uau. Las “redes sociales” se encargaron de ridiculizar a Petrus, y muchos ciudadanos se mofaron del error del presentador porque sabían que nadie les iba a hacer un examen acerca de los detalles de la Teoría de la Relatividad y nadie se reiría de sus tuits llenos de faltas de ortografía, comas chifladas y absurdos sintácticos. Sospecho que muchos de esos legionarios de Einstein que se apresuraron a reírse de Jacob Petrus después de esa gigantesca metedura de pata que tanto daño hizo a los niños que estaban viendo la retransmisión de la cabalgata, lo hicieron después de informarse en Wikipedia del auténtico nombre de pila del científico. O puede que no. Puede que todo el mundo sepa que Einstein se llamaba Albert, y no Alfred,  de modo que el gravísimo e irreversible error de Petrus es tan imperdonable como si defendiera en “Aquí la Tierra” que las vacunas no valen para nada, que la Tierra es plana o que el agua del grifo engorda una barbaridad. O puede que no. Puede que todo sea más sencillo.

El gran director de cine Billy Wilder estaba en una fiesta y tuvo que abrir una botella de champán, pero por mucho que lo intentaba no podía con el dichoso corcho. Como todos los invitados, gente muy fina, estaban mirando y se burlaban de él, Wilder dijo en voz bien alta: “¡Caramba! Cuarenta y cinco años masturbándome y no puedo destapar una botella de champán”. La risa se congeló en la boca de los invitados. Si Billy Wilder hubiera estado en el lugar de Jacob Petrus, podría haber dicho algo parecido a esto: “¡Caramba! Tantos años masturbando a un micrófono en la tele mientras hablo del tiempo y no puedo recordar correctamente el nombre del tipo que postuló que la localización de los sucesos físicos en el tiempo y en el espacio son relativos al estado del movimiento del observador”. Tendría menos gracia que con el champán, pero al menos los guardianes de la cultura entenderían la diferencia entre masturbarse con Alfred y hacer el amor con Albert.

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